El futuro tiene un viento de esperas aceleradas que corre atropellado por los callejones de esta vida con acentos de luz y de fuente y ha de romper el espejo de las miles maneras diferentes en que se pueden presetnar las cajas de nuestros sueños entre los puntos suspensivos del alba. El futuro corre con aliento de existencia emergente, fluyendo con los pasos de las horas que contiene el eco en que nos convertimos en los inmensos mirares hacia el mañana. El futuro atraviesa los ojos del sonido llegando a repetirnos las preguntas de siempre: ¿qué hay más allá de esa esquina del tiempo a la que voy a llegar en un breve suspiro?, ¿qué ojos abrirán sus bortes sonoros en el espacio de un momento del más allá?, ¿será tan fuerte la luz como para enviarme el mensaje de mis anhelos?. El futuro viene cabalgando por la invencibel avenida blanca de la piel del tiempo. Y mientras tanto seguimos hablando con la tierra firme del presente…