El Juicio de José (Teatro). Escena Sexta.

Se encienden, repentinamente, la Luz Blanca y la Luz Azul. José está en la camilla. Entran, nerviosas, Anita y Tania. Levantan la sábana y al ver muerto a José comienzan a llorar.

Anita (Sollozando).- ¡José! ¡José! ¡Despierta, José!

(Tania abraza a Anita para consolarla)

Anita.- ¡No puede ser verdad que José haya muerto! ¡No puede ser verdad! ¡¡Dime que José no ha muerto, Tania, dime que esto es sólo un mal sueño!!

(Tania mueve negativamente la cabeza)

Anita (soltándose del abrazo de Tania y dirigiéndose, de manera brusca, hacia la Luz Azul).- ¡¡Dios mío!! ¡¡¡No es verdad!!!

(Tania se acerca a Anita y la abraza por detrás)

Tania.- ¡Sé fuerte, Anita, sé fuerte! ¡Ni tú ni yo ni nadie más puede hacer algo por cambiar la realidad! Fue el designio de Dios y debes aceptarlo…

(Largo silencio hasta que comienza a sonar la canción cristiana “Con tu inmenso Amor salvaste multitudes” mientras las dos mujeres permanecen, estáticas, mirando a la Luz Azul y, cuando acaba la canción, de repente comienza a sonar el bip… bip… bip… del aparato medidor de las pulsaciones del corazón de José. Ambas mujeres se vuelven para mirar a la camilla y de ella se levanta, lentamente, José)

José (comenzando a despertar como si hubiese tenido un mal sueño y mirando a su mujer Anita y a su cuñada Tania)

José.- ¡¡Anita!! ¡¡Tania!! ¡¡¡Estoy vivo!!!

(Anita corre llena de alegría y se abraza a su esposo. Tania se acerca, muy despacio, hasta quedar silenciosamente junto a la pareja)

(Breve silencio mientras se oyen los sollozos de Anita)

(Entran en escena Alfredo, con una Biblia en la mano derecha, y Santiago con su maletín de alto ejecutivo en su mano izquierda)

Alfredo (Con inmensa alegría).- ¡¡Estás vivo, José!! ¡¡Gracias a Dios que estás vivo!!

José (Apartando suavemente a su esposa y abrazándose a Alfredo).- ¡¡Alfredo!! ¿Cómo tú por aquí?

Alfredo.- Santiago me contó lo que había sucedido y he venido rápidamente para ver cómo te encontrabas. Todos creíamos que habías muerto… ¡¡pero Dios es Grande, José, Dios es Grande!!

José.- Y Misericordioso, Santiago. ¡¡Dios es Misericordioso!! ¡Gracias a Él estoy vivo en vez de estar muerto!

Alfredo.- Él siempre da una segunda oportunidad a quien se lo merece… ¡y tú te merecías vivir, José, porque eres un buen hombre!

José (Recordando a Andrés y separándose del abrazo).- ¡¡También los demás tienen derecho a una segunda oportunidad!! ¡¡Vamos Santiago!! ¡¡Tenemos que ayudar a Andrés antes de que sea muerto!!

Alfredo.-Eso ya es imposible, José…

José.- No entiendo. ¿Por qué? ¿Por qué es imposible salvar a Andrés?

Alfredo.- Escucha bien lo que te voy a decir, José, porque tú sabes de sobra que la verdadera sabiduría no está en la boca de quien habla sino en el corazón de quien escucha. Debes comprender que todos fuimos creados en base al Amor y a la Libertad. A lo largo y ancho de nuestras vidas construimos o derribamos, pero la verdad de nosotros mismos depende únicamente de las decisiones que tomemos y los caminos que elijamos. Es imposible ayudar ya a Andrés porque esta misma mañana se ha suicidado arrojándose desde la ventana de su casa. Andrés está muerto y condenado, José, porque se ha suicidado por su propia voluntad. Aunque nos duela tener que aceptarlo.

(José, aturdido, se dirige lentamente hacia la Luz Azul)

José (Monologando ante la Luz Azul).- ¡Claro, Señor! Por eso fue con el único con el que pude dialogar en este día. ¡Estaba tan muerto como yo, nos veíamos de igual a igual y podíamos establecer una comunicación entre ambos. Pero… entonces… eso quiere decir que…

Voz desde la Luz Azul.- “La mies es mucha y los obreros pocos. ¿A quién enviaré?”

José (postrándose ante el público).- ¡Héme aquí, Señor, envíame a mí y yo iré donde sea necesario!

(Silencio)

Alfredo (Acercándose a José hasta ponerle su mano libre sobre el hombro izquierdo de José).- Eres tú quien, libremente, habrás de decidir. Tendrás que ir hacia la Paz o hacia la Guerra.

Santiago (Dejando el maletín en el suelo y, acercándose, aparta violentamente la mano que Alfredo tiene sobre el hombro izquierdo de José y se enfrenta contra Alfredo).- ¡¡La Paz no existe, José!! ¡¡No hagas caso a este mercanchifle de religiones baratas!! ¡¡La Paz es una Vana Ilusión!! ¡¡Una Ciudad Perdida!! ¡¡Una Quimera!! ¡¡Un Sueño Imposible!!

(Se acercan las dos mujeres hacia donde están discutiendo los dos amigos de José)

Santiado (Dirigiéndose rápida y bruscamente a Anita).- ¡¡Anita!! ¡¡No permitas que José renuncie al contrato de la Texaco!! ¡¡No renuncies a tu Mercedes Benz último modelo, los maravillosos viajes al Caribe, la plata, Anita, la plata y el goce de los lujos que por tus sacrificios te has merecido!!

Anita (Se acerca a José, que se ha puesto ya en pie, y le abraza por el cuello mirándole fijamente a los ojos mientras habla sonriendo).- Hasta hoy mismo creí vivir y, sin embargo, hoy mismo descubrí muchas verdades de la vida que antes ignoraba.

(Breve silencio mientras José se desenlaza suavemente del abrazo de Anita y ambos quedan con las manos unidas mientras se siguen mirando fijamente a los ojos)

Anita.- ¿Para qué quiero yo un Mercedes Benz último modelo si a mi lado viaja la soledad? ¿Para qué quiero yo una vajilla de lujo si en mi mesa sólo me acompaña la tristeza? ¿Para qué quiero yo los viajes al Caribe y el peinado más deslumbrante si a mi alrededor sólo existe la indiferencia? ¡Yo no quiero la Nada! Yo sólo quiero volver a sentir la fragancia de la Felicidad que empieza por Fe y sonreír contigo y ser de nuevo aquella niña a la que todos amaban y que sabía amar a los demás…

(Breve Silencio)

Anita.- José… ¿es tarde para recuperar los calientes amaneceres de tus abrazos envueltos en las sonrisas de todos tus poemas?…

José.- Nunca es tarde…

Santiago (Con voz de burla).- … si la dicha es buena.

(Breve silencio)

Santiago (Separando las manos de José y Anita y enfrentándose a él).- ¡¡Déjate de tonteras, José!! ¡¡La Texaco!! ¡¡El éxito!! ¡¡La fama!! ¡¡El triunfo!! ¡¡El poder!! ¡¡El dinero!! ¡¡El lujo!!…

José.- No sigas, Santiago…

Santiago (Enérgico).- ¡¡Claro que sigo!! ¡¡Piensa que Jiménez está al acecho y si no aceptas firmar el contrato con la Texaco lo hace él y nos va a desbancar!! ¡¡Olvídate de románticas sensiblerías!! ¡¡El mundo es de los fuertes, de los enérgicos, de los agresivos!!

(Breve silencio)

Santiago (Zarandeando, por los hombros, a José).- ¡¡Agresividad, José, agresividad para conseguirlo todo!!

José (Mirando tristemente a Santiago mientras éste suelta las manos de los hombros de José).- ¿Y en qué nos estamos convirtiendo, Santi?

Santiago (Desesperado).- ¡¡En los más poderosos de la Compañía!!

(Largo silencio)

Santiago (cambiando la táctica agresiva por la compasiva).-Tú hablas de ayudar a los demás… ¿y yo qué?… ¿dónde quedo yo en esos planes?… Jiménez colocará a todos sus colaboradores y yo perderé mis sueños… adiós a la quinta, el chalet, el yate, los viajes, las fiestas, las primeras páginas en la prensa, las entrevistas de televisión, la fama, el placer… todos mis sueños hundidos.

(Otro largo silencio)

Santiago (nervioso).- ¡Soy tu verdadero y mejor amigo, José! ¡¡Ayúdame a mi primero!!

José (Poniendo sus manos sobre los dos hombros de Santiago).- Porque te quiero ayudar es por lo que renuncio al contrato de la Texaco. Tú vales más que todo el oro del mundo. Y mi mujer. Y mis hijos. Y mi hermano Pablo. Y todos esos niños, jóvenes y adultos que pasan hambre, frío y soledad y que, engañados por “Los Brujos del Mal”, mueren cada día por causa de las drogas, el alcohol, el sexo descontrolado y antinatural, la delincuencia, la violencia de todo tipo…. ¡¡Luchar por todos ellos vale más que la Texaco!!

(Breve silencio)

José (Soltando a Santiago y dirigiéndose a la Luz Azul).- ¡Dios mío! ¡Estoy aquí, ante tu presencia, para darte las gracias por tu Grande Amor! ¿Quién soy yo? Nada. Pero si tu deseo es que yo camine… heme aquí para ser alguien importante… dispuesto a todo por ti…

(Se le acercan Alfredo, Anita y Tania)

Alfredo.- Vámonos ya, José. Tenemos muchas tareas por cumplir. Es cierto que ahora eres muy importante y Jesucristo te necesita.

(Se marchan los cuatro mienrtras se queda, solo y desolado, Santiago y se sienta sobre la camilla donde yació el cuerpo de José mientras comienza a sonar, muy lentamente el bip…bip…bip…del aparato medidor de las pulsaciones y transcurre un largo tiempo en el cual Santiago está meditando)

Santiago (Levantándose violentamente y enfrentándose al público con energía muy agresiva mientras deja de escucharse el bip… bip… bip…).- ¡¡Dicen que cada persona es un mundo!! ¡¡Yo diría que cada ser humano es un universo completo donde las acciones del pensar, del sentir y del hacer, demuestran las inéditas posiciones con las que vivimos en este continuo fluir llamado existencia!! ¡¡No puedo por menos deducir que es necesario significar el laberíntico paisaje en que se convierte la vida cuando descubrimos que dependemos de un Destino y que las acciones y decisiones promotoras de hechos repetidos hasta la saciedad nos guían al enfrentamiento de nuestras verdades relativas con otra Verdad llamada Absoluta y que no nos pertenece!! ¡¡Si fuese posible construir un Universo donde cada ser existente tuviese la grandeza de un autocreador de sí mismo… nos sobraría la vida… simplemente nos sobraría la vida!! ¡¡Sin embargo vivimos creyendo ser algo así como los jueces del porvenir, los dioses de nuestros futuros, pero el hilo de la existencia no podemos eternizarlo nosotros!! ¡¡Quizás todos ustedes piensen que yo estoy loco!! ¡¡Posiblemente todos ustedes piensen que José es sólo un loco lleno de utopías que hablan de la Eternidad!! ¡¡Pero no!! ¡¡Yo acabo de descubrir que José es un lúcido soñador que habla de la Existencia!!

(Breve silencio)

Santiago (Ahora mucho más calmado).- Lo que sucede es que el ingrediente principal de la Existencia es, precisamente, la Eternidad… y por eso… aunque todos ustedes me llamen loco… me voy con él…

(Santiago deja, lentamente, su maletín de alto ejecutivo en el suelo)

Santiago (gritando a todo pulmón).- ¡¡¡José!!! ¡¡¡José!!! ¡¡¡Espera, José!!! ¡¡¡Me voy contigo!!!

(Santiago sale corriendo por el mismo lugar donde se fueron José, Alfredo, Antia y Tania; el bip… bip… bip… suena con toda su intensidad mientras queda abandonado el maletín de Santiago y se va bajando lentamente el Telón.

SE BAJA EL TELÓN

FIN DE LA OBRA.

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