El presente ha planteado críticas sociales propuestas por escritores, filósofos, pensadores y hasta poetas desde las primeras noches de los tiempos humanos. Siempre (casi sin excepción alguna) el presente ha sido criticado como una decadencia de valores espirituales ya desde los tiempos de Platón (!Y estamos hablando del año 428 antes de Jesucristo!) cuando el gran filósofo griego hablaba del deterioro de los valores y la aparición de una “raza de hierro” (que era la suya misma) comparada con la gran época dorada de los tiempos míticos homéricos (cuando los héroes eran ejemplos para la sociedad por toda clase que tenían de virtudes morales). Y también, si leemos a Plinio el Viejo (año 70 de nuestra era) hallamos un mundo en crisis, moribundo, con corrupción completa en todos los órdenes.
Así que el tema de la crisis de los valores de la actualidad es tan viejo como la presencia de los primeros escritores, pensadores, filósofos y poetas.
Sólo cuando llegó la modernidad del siglo XIX (el llamado Siglo de las Luces) hubo una verdadera ruptura con la “historia cíclica” de las crisis de los valores y, con el advenimiento del gran desarrollo científico en todas las áreas del saber humano, se pensó seriamente en que el futuro sería la conquista de la paz, la equidad y la justicia. !Sin embargo aquel optimismo exagerado del Siglo XIX se derrumbó y se vino abajo con las catástrofes que tuvo que soportar la humanidad en el siglo XX!.
Ahora, a inicios del siglo XXI, se comienza a hablar de un final apocalíptico para los seres humanos. No es tema nuevo. Se ha repetido muchas veces a lo largo de la Historia. Los “famosos últimos tiempos” de la Biblia y otros libros sagrados.
El aspecto que presentan las contradicciones de la globalización mundial y sus desajustes sociales de gran envergadura, diagnostican la presencia de ciertos grupos humanos con deseos de felicidad individualista, insolidaria, materialista… buscando una felicidad personal ajena al sentido comunal de los pueblos y llegando incluso a la egolatría más grande conocida en la Historia. A esto nos ha llevado el sistema social norteamericano que ha sido, hasta ahora, modelo de vida en los dos últimos siglos para los países de Occidente. Desde la perspectiva de la profunda crisis social actual en que nos encontramos parece que ese “modo de vida” ha tocado ya fondo.
No se deben hacer concepciones demasiado simplistas de la realidad actual pero la situación nos lleva a pensar de una manera muy compleja (nunca visto hasta ahora en la historia humana) sobre los fenómenos que, a escala mundial, nos están dibujando un mundo futuro con incógnitas que, de momento, no se han sabido solucionar.
Sería importante leer a pensadores como Gilles Lipovetsky y Elyette Roux que, en su libro común titulado “De la era de los sagrado al tiempo de las marcas” nos hacen un claro análisis para comprender en qué laberinto mundial nos hemos introducido ya con la globalización planetaria. A partir de ahí queda por saber qué salidas se darán a las crisis actuales.
Pero eso ya no es presente sino futuro… y este presente tendrá alguna clase de futuro que, por ahora, se desconoce pero que tendrá enormes resonancias a escala mundial.