Ratón.- ¿Por qué me persigues tanto?.
Gato.- Porque la vida me empuja.
Ratón.- ¿Porqué la vida es la guerra?.
Gato.- Porque tras ella se logra la paz.
Ratón.- ¿Y no sería mejor vivir sin angustias?
Gato.- Las angustias me pertenecen.
Ratón.- !Mala cosa es esa amigo gato!.
Gato.- Mala cosa para ti amigo ratón.
Ratón.- Pues has de saber, amigo gato, que la vida es giratoria.
Gato.- Por eso yo giro tras mis instintos.
Ratón.- ¿Y si convirtiésemos los instintos en simple deseos?.
Gato.- Sería una cosa imposible.
Ratón.- Lo imposible sólo existe en tu mente.
Gato.- Lo imposible no es mental amigo ratón.
Ratón.- ¿Me quieres decir que lo imposible es razonable?.
Gato.- Te quiero decir que lo imposible es lo contrario.
Ratón.- ¿Lo contrario de lo posible?.
Gato.- No, amigo ratón… lo imposible es lo contrario de lo deseable.
Ratón.- ¿Tanto deseas cazarme?.
Gato.- Yo diría que tanto aspiro alcanzarte.
Ratón.- ¿Y qué diferencia hay entre el deseo y el alcance?.
Gato.- El deseo es una impotencia; pero lo alcanzable es un sueño.
Ratón.- ¿Y soy yo acaso tu sueño?.
Gato.- Eso es. Tú eres el sueño de mis insomnios.
Ratón.- Los insomnios son malignos, amigo gato.
Gato.- Nací para ser así…
Ratón.- Pero puedes convertirlo.
Gato.- ¿En qué puedo yo convertir mi insomnio?.
Ratón.- En una idea nueva.
Gato.- !Dime, por favor, cuál es esa nueva idea, amigo ratón!.
Ratón.- !Tú lo has dicho amigo gato!.
Gato.- ¿Quieres decir que podemos ser de verdad amigos?.
Ratón.- Quiero decir que de verdad podemos no ser enemigos.
Gato.- Acepto tu filosofía, amigo ratón.
Ratón.- Y yo acepto tu valentía de haberlo entendido, amigo gato.
Y el Ratón y el Gato se fueron, cada uno, por sus caminos paralelos pero no juntos.