El local era “guapo”, espacioso y ahora estaba lleno a rebosar, repleto de jóvenes y no tan jóvenes, bebiendo con vasos de plástico y charlando animosamente. Las carcajadas y el ambiente cargado denotaba que llevaban rato dándose impulso hasta llegar a una adulterada y absurda mismidad que desaparecería tan pronto se disiparan las burbujas y se encontraran de cara al cristal opaco de gran angular, otorgando las imperfecciones grotescas de la pantomima llevada hasta el extremo de doblar campanas de duelo. Entonces llorarían ríos de penitencia. Vomitarían sangre en el carnaval del País de las Mil Maravillas ¿Alicia ya no vive aquí? No tengo ni idea, pregúntale a Alicia.
Andy paseaba con una bebida en la mano, escuchando frases sueltas que si las unías creabas la nada. O para hallar la nada tenías que haberlo probado todo.
¿Todo y nada eran la misma persona? Un grupo de chicos repetían “…tocan bien ¿eh?”. Por lo menos las tres veces que pasó por su lado.
… pídeme una cerveza… no veas que tetas… tocan bien ¿eh?… te has fijado en aquel tipo… qué uñas tan largas, cómo consigues no mordértelas… son postizas… el colega se ha vuelto misógamo después de tres matrimonios… tocan bien ¿eh?… tenemos que vernos más a menudo… ¿un refresco?… está buenísimo… joder tío… hostia tía, me has quemado el vestido con la mierda del cigarro… vaya ciego que llevo… tocan bien ¿eh? Palmadas en la espalda, besos en las mejillas. En el lavabo una pareja follando sin el menor pudor.
Primer tiempo de la sonata para Arpa.
Sus amigos “Mentehumana Stres Band” actuaban sobre un improvisado palco de madera y metal. El guitarrista rasgaba las primeras notas del “Ojalá estuvieras aquí” del grupo psicodélico Pink Floyd, canción homenaje con connotaciones de dolor para un ácido Syd Barrett. Líder carismático, creativo y colgado que acabó mal como tantos en los años cincuenta, sesenta y setenta, por citar una época “clave” del siglo XX. Todos los siglos, lógicamente han tenido genios malogrados… pero toca el turno de esta etapa más caliente, próxima y reciente para Andy López.
En los cincuenta, a ritmo de Jazz, los Beatniks rechazaron los valores tradicionalmente instituidos y dejando el estatismo, llevaron una vida nómada.
Un grupo literario sembró el escándalo en la América de postguerra, formando la llamada Generación Beat. Allen Ginsberg, Lawrence Ferlinghetti, Gregory Corso, William Burroughs y en un apartado especial encabezando la lista, Jack Kerouac, fueron los Padres de la Generación perdida. Compartieron viaje, kilómetros y conocimientos en vagones de trenes o en auto stop. Hace falta mencionar que la sociedad embadurnada de conservadurismo, les tachó de amorales y a “su música”, Jazz, de infernal.
El antiestablecimiento y el proceso de crisis se agudizó con la estúpida guerra de Vietnam. Ellos, los Beatniks, iniciaron un largo camino que aún hoy seguimos recorriendo. Rompieron esquemas y ofrecieron nuevas visiones. Unos murieron por las minas en la batalla, otros minados por el alcohol y el frío, vagabundeando por las calles testimoniales. La decadencia del movimiento no se acabó aquí. A mediados de los sesenta les sucedieron los Hippies. Hip venía a decir: sabio experimento, según la traducción en la jerga del Jazz negro. Aquello fue un intento de cambiar el Mundo. De ideología nihilista y utopista, platicando filosofías de Buda y de Cristo, el primer pacificador Hippie, cultivaron la tierra en comunas huyendo de las grandes ciudades, buscando el primitivismo de lo esencial y puro principio de la Madre Naturaleza, reencontrando las costumbres de los indios americanos. La realeza de las tribus pioneras en esas tierras, hasta que el hombre blanco se las arrebató, haciéndoselas suyas.
En Francia hubo el Mayo del sesenta y ocho con Dani El Rojo al frente de las revueltas estudiantiles. Había nacido la Contracultura, rechazo de la cultura establecida, del capitalismo y búsqueda de diferente modelo de sociedad. Reivindicando la novedad, la imaginación, la percepción, la espontaneidad, en contra de la tradición, estructura, organización, racionalidad, productivismo…
En España con la muerte del dictador Francisco Franco, termina una larga fase de tercermundismo y de analfabetismo. Es el fin de la opresión fascista y el comienzo de una brindada por la mayoría, transición hacia la democracia. Llega con atraso, pero llega lo que hasta entonces había estado vetado. Se conocen las nuevas músicas, la literatura, el cine sin censuras. Con años de diferencia a otros países, se vive la época del pelo largo, la minifalda, la píldora, Ibiza y Formentera, paz y libertad, la igualdad de los sexos, el amor libre… ¡haz el amor y no la guerra!. Sexo, droga y Rock & Roll. Hermandad y buen rollo, manifestaciones en el ámbito de la enseñanza. Naturaleza y festivales multitudinarios al aire libre que duran días. El Jazz se ve ya con buenos ojos, incluso se baila en los salones comerciales. El Rock es ahora el elemento subversivo, “el ruido infernal” de los jóvenes contestatarios. Se experimenta con las fusiones, creando mestizajes con el Blues, Country, Soul, Espirituales, Folk, Hard, Reggae, salsa, son, ritmos africanos, hindúes… sinfónicos, etcétera.
Varios años se tomaron de una sola dosis, se quiso vivir demasiado aprisa, sin conocer las contraindicaciones. Faltaba información, nadie les había dado el prospecto, nadie conocía la posología ni la composición, las precauciones y mucho menos las interacciones y efectos secundarios. Así las drogas duras empezaron a causar estragos, como dependencias, intoxicaciones y síntomas de sobredosificación.
Fantástico mientras duró, pero las flores acabaron marchitándose.
El mismo consumismo por el que quemaron banderas, al final engulló la Rebelión siendo objeto material en el mercado industrial de las Multinacionales.
Un comentario sobre “El Reflejo de los sueños en lunas rotas(Perdido en la eterna oportunidad) 18”
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Sólo hacer una puntualización sobre la moda: Ya a finales de los sesenta llegó a España la triple versión de las faldas mini, midi y maxi. Igualmente de entonces data el comienzo de la expansión de Ibiza y Formentera. He tenido un familiar directamente involucrado tanto en la moda como en la expansión turística en las Islas.