Amanece. Ella está asomada al balcón por ver si le ve llegar. Espera… Espera… Se escucha el relincho de un caballo. !Ya llega!. !Ya llega!. !Dios Mío que sea para quedarse conmigo para siempre!. !Que ya no exista nunca más la guerra!. Lo que no sabe ella, todavía, es que el caballo regresa solo. Sin jinete.
Se acerca el caballo solitario y la soledad se apodera de su corazón. Del corazón del caballo y del corazón de ella.
– ¿Dónde murió, por favor, dónde murió?.
El caballo baja la cabeza, mira al suelo y un grueso sudor le recorre el largo cuello.
– ¿Cómo murió, por favor, cómo murió?.
El caballo alza la cabeza, mira al horizonte y un grueso sudor le recorre el largo cuello.
– ¿Por qué murió, por favor, por qué murió?.
El caballo levanta la cabeza, mira al cielo y un grueso sudor le recorre el largo cuello.
Ella se queda vacía, sin contenido… cuando de repente… saliendo de un espacio casi imaginario pero real… alguien la abraza por la cintura. Ella se da media vuelta con el miedo reflejado en el rostro. !Y ve la inconfundible sonrisa del jinete que la ama hasta el punto de no morir!.
El caballo sigue hacia adelante y se aleja… la guerra ha terminado…
Claro que si….la ama tanto,hasta el punto de mo morir. Que bien hace oir algo así,que amar no sea morir,sea….vivir.Gracias una vez mas!Un abrazo
Es bonito lo que has escrito. Me lo imagino como una escena de cine… no sé porqué.
Una impresionante muestra de lirismo y sencillez. Una sincera felicitacion.
Lejos en la noche, la soledad puede que nos amembrente. Como infantes sin padre caminamos los hombres por el camino sin direccion. Vienen los vientos y nos traducen a un nuevo espacio, un jardin del eden, el de la riqueza interior.
Eso es el amor, amiga… vivir… sólo vivir y dejar vivir… lo amado por lo amado…
Pues ahora que lo dices sí tiene movimiento cinético la escena. Un abrazo sincero.
Muchas gracias. me ha gustado mucho tu comentario no porque yo sea el autor de texto sino 0or algo más.¡Lo has captado!.