En el dormitorio sólo una suave bombilla roja colgaba en la oscuridad, mientras
Las fantasías recorrían los laberintos, traspasaban las paredes y se filtraban por las puertas de otros mundos.
Miquel corría con la pelota en los pies junto a Josemari, su mejor amigo del barrio.
Javier, de guardameta, trepaba y se columpiaba en la blanca portería sin red.
La dulce, pero ahora angustiada voz de su madre, llamándole. Recuerda esa
Explosión segundos después, ese estruendo que le dejó unos instantes sordo y
La visión aterradora de la pobre mujer, enterrada bajo los escombros de su
Propia existencia. Aquello pasó cinco años atrás.
Luego un ensordecedor ruido
Acercándose, el paso del tren, pañuelos mojados, agitándose en el aire y secando
El sudor de las lágrimas. Pero no era él quien se iba, sino sus padres, sus parientes,
Los amigos, Valentina, su novia también le abandonaba, veía la ráfaga de sus ojos
Brillando en el atardecer, mientras el tren proseguía su holocáustico camino
Extraído de la novela “Imaginación Atrapada” escrita en 1989.