Ashmayd vive en la zona más frondosa del bosque, allí donde cada centrímetro cuadrado de la superficie esta cubierto por una gruesa capa verde, donde la luz y la vida no tienen cabida.
La leyenda cuenta que Ashmayd es mago. Algunos, al conocerlo, lo reafirman. Otros opinan que no es más que un chalado que vive escondido del mundo exterior.
Ashmayd ama a todas y cada una de las personas que conoce, ya sea por que cambian cuando lo conocen o por que adora a la humanidad. Su faz se esconde siempre entre una maraña de pelo decimonónica, y entre ropajes alargadas y anchos a su cuerpo, anda siempre sentado al lomo del viejo árbol. El árbol donde nació y donde, dice, morirá de viejo.
Un día, una aventurera francesa, cautivaba por el sabor de la leyenda, se acercó silenciosamente bajó las ramas del árbol hacia él. Ashmayd levantó la cabeza, inexpresivo, quizá esperando una respuesta, quizá amando el silencio que en ese momento reinaba entre ambas miradas, quien sabe.
El hecho es que aquella mujer se quedó por una temporada, viviendo bajo el árbol y Ashmayd se enamoró. Hablaban a todas horas, tanto que un día aquella mujer se acercó al hombre y susurro:”es verdad lo que dicen, el amor existe cuando la belleza es tal que ablanda al más seco…”. “Yo, mujer, no conozco más que la belleza de tus palabras, pues soy ciego de nacimiento, y aunque no lo creas, no he hecho otra cosa que oirte desde que llegastes, pues no puedo verte a ti, ni al árbol viejo bajo el que me acuesto”.
Ashmayd apartó los pelos de su cara y dos ojos blancos, que parecían mirar hacia algún lugar, aparecieron sobre una sonrisa triste, mientras la mujer miraba, asustada, notando que la caricia de sus ojos se humedecían poco a poco…
4 comentarios sobre “El viejo”
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Me llama la atención como reflejo de quien vive lejos de convencionalismos y exigencias, también por una sociedad que no admite muchas veces la diferencia. Ambos conocían la belleza del sentir y el compartir, la más importante…, un abrazo
Cierto ambos buscando la paz fuera de la sociedad y los estereotipos. Concuerdo totalmente con Noeliaf, un saludo.
me gusta, sería interesante trabajar sobre ello. sin embargo hay algo que no está claro en el final: “notando que la caricia de sus ojos se HUMEDECÍAN poco a poco”. ¿que se humedece?
Se humedecen los ojos, es el llanto. Lo de “caricia” transmite una sensación de algo suave, por lo que me refiero a la parte externa del ojo, la forma redondeada…