Entre albérchigos y ciruelas
se serenaba el atardecer…
y después, al parecer,
sonaron las castañuelas
bajo la luna de miel.
!Gitanos en la plazuela
de un pueblo alanochecer!
Canté todos los nocturnos
cantes jondos del querer
como quejíos profundos
en el centro de mi ser.
Había luna en las callejuelas
y en el patio del Manuel
bailaban las gitanuelas
(en su cabello un clavel),
y en medio de las hogueras
mi cuerpo sació su sed.
Y bebí… bebí de los hidromieles
del mundo que aquel ravel
centelleaba en las pieles
de aceituna y cascabel.