Miro por la ventana y observo el reloj del tiempo, manoseando, a esos seres diminutos que circulan sin ser ellos mismos, in encontrados, descarriados, cruzando calles que no llevan a ninguna parte…ansiosos por dar una razón, un juicio a su subsistencia in albis.
Paseo mi retiro por las arterias de una metrópoli preñada de soledades… con el anhelo espiritual no satisfecho, me siento en el banco de los interrogantes.
Comienzo un nuevo año. ¿Turno de reflexión, cambios, metas…?
Salgo del sepelio…esta noche he velado al mundo, percibo lo poco que conozco socialmente, la postrera temporada y me autodesengaño. ¿Dónde fue la felicidad prometida?
Aquí me tenéis, con unos grados febriles, intentando sobrellevar la tos que se desata cada vez que respiro, me ahogo en ansiedades. ¿Cuántos han pisado el mismo suelo a través de los siglos? Guerreros de oficina tecleando ametralladoras, disparando pos-its, ocho horas de bombardeo en la trinchera. Hoy ya no pienso en revoluciones…la edad me ha vulnerabilizado y acobardado…protege mis datos en temores… debilucho y enfermo, recuerdo poco, pues la memoria se desvanece con los años, y por supuesto por los sueños, sí, hay episodios de mi vida que no sé realmente si fueron vividos por mi o por mis sueños… ¿O quizá por ti?, bien aquí entraríamos en aquello de qué es ciertamente sueño y qué realidad. Lavar lana en el río no fue fantasía…sino labor de infancia, en un pueblo Catalán…perseguido por la dictadura y el fascismo…creo que este boceto, bosquejo que pensé dejar así, ahora resulta algo menos inconcluso …¿cierto Only?
-Ahora 2007-
2 comentarios sobre “En el ruedo de las tempestades (algo más concluso para Only)”
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Te comprendo muy bien. Tiempos duros, no valía de nada quejarse ¿verdad? Yo no he tenido que lavar lana en el río, pero alguna otra cosilla sí que me ha tocado.
La felicidad consiste en unos pocos momentos que, a la hora de vivirlos, se consideran como algo muy natural. Sólo al perder esa felicidad es cuando la valoramos. Luego, aspirando a la paz y tranquilidad mental, “en metrópolis preñadas de soledades”, tenemos que hacernos un hueco y establecer toda la comunicación que podamos. Y charlar con todo el que se deje, con los amigos, en la calle, en el mercado, en el autobús… Y cuidar (todavía) de los verdaderos desvalidos, que abundan.
Animo, Kim, mucho ánimo.
Cierto, ahora resulta menos inconcluso.
Has añadido pequeños detalles que dan un significado completo al texto.
Ahora sé qué ves, a quién velas en el sepelio y porque lavar lana en el río no fue una fantasía.
Este esbozo de la memoria, me resulta más coherente, y también invita a más.¡Cuéntanos de esos episodios vividos por ti o por tus sueños! Soy todo orejas. CooD