En la corta distancia de un suspiro
tu pálpito es venablo haciendo diana
en todo lo que de mundo tiene
este momento de suceso despierto.
Me alienta el cálido punzón de tu mirada
en esta tarde de horas sin lamento
y un breve sentido de recuerdos
me entran en la espesura de la sangre.
Mundo ofrecido en la imagen amada
de temblores llegados desde lo alto
del sentir profundo en mi memoria
que se enreda con mis sentidos más despiertos.
Eres la entera disposición del día
contemplada en la esfera de tus ojos
y aún me queda latiendo tu suspiro
en la translúcida materia de la tarde.
Hay un cuerpo entrañable y sometido
al vaivén del oleaje de tus miradas,
contemplando lo escondido de la vida
que se hace voluntad en este instante.
Y tu gesto me llena de testimonio
el alma de poeta descubierto
en el mismo instante del mirarte
más allá de todo lo habitable.