En la puerta del castillo donde vivo yo veo la vida entrar para no salir. Ella se queda conmigo mirando eternamente el horizonte. Ambos sabemos la mitad de lo que debemos saber pero juntos podemos sabernos completos del todo. Ese es el misterio de esto que algunos rechazan: el matrimonio fiel, el matrimonio sin engaños, el matrimonio de vivir una vida tan completa que se me eterniza en sus miradas y se hace infinita con mis caricias. Quizás a muchos le suene a discurso y, sin embargo, no es ningún discurso sino una sencilla reflexión de lo que es el amor.