En un jardín aislado,
escondido bajo el cielo,
había un ser alado,
luchando contra el viento.
Montaba el viento en cólera,
pues no lograba ganar,
el ángel con su piedra,
lograba al viento frenar.
No obstante el duro viento,
no dejaba de soplar,
el ángel quedó durmiendo,
por su hermoso vendaval.
Pero el ángel no era tonto,
y al viento formó en tornado,
buscando así su ojo,
y dejarlo deformado.
Viéndose el viento vencido,
al ángel le dio un recado,
-que no se entere mi amigo,
el sol enmascarado.
Hizo el ángel la promesa,
de no dejarlo avergonzado,
que con una simple piedra,
al viento había ganado.
F.J.D.