Era pequeña, fragilizada por su sentido del ridículo. Se vestía siempre con camisetas pegadas al cuerpo y de colores oscuros. Nadie la miraba. En su sencillez había aprendido a ser discreta, a comer sin hacer ruído, a subirse en el autobús y sentarse en los últimos asientos. Se miraba al espejo y no se contemplaba. Tenía el tiempo justo para peinarse. Luego, al trabajo en una tienda de golosinas. Era frágil como el aroma de las primeras fresas, las que crecene n los bosques, ocultas de todas las miradas.
Un comentario sobre “Enamorarse”
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Enamorarse
Amar a alguien que no te ama, desdicha eterna…
que duro es querer sentirte querido y encontrarte despreciado,
¿y que hacer?
absolutamente nada….
no se pueden forzar los sentimientos…
pero, ¿cómo renunciar al amor que crees el verdadero?
cuestion de resignación…
cuestión de esperanza…
luchar por lo que uno quiere, pero cuando se habla de sentimientos las cosas se complican. Ya no vale luchar por ello, sino que ello también luche por tí; si no es recíproco… mal asunto! si no existe voluntad por la otra parte, entonces… es cuando llega el mal estar emocional al que me refiero, y que cada cual tome su propia decisión, si quiere seguir luchando que luche, si quiere abandonar que se retire, si quiere seguir a la espera, que espere. Yo aún no se la solución…
Un comentario sobre “Enamorarse”
-
Quizás la solución, compañera, sea la de seguir enamorándos euna vez más en el infinito de nuestros quereres. Y así perdurar por siempre… sin vanas ilusiones… pero si con firmes esperanzas. Adelante, iren… sigue enamorándote todos los día primeramente de tí misma y tus emociones.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Cuantas veces no hemos contemplado la sencillez como auténtica virtud de la belleza. Atractivo oculto para muchos e interés desenfrenado para nosotros.
Estas letras me traen recuerdos ahogados en mi, como bien dices, ocultos de todas las miradas.