En la penumbra escondida del baúl de mi memoria,
como pájaros dormidos, palpitando calor de suaves plumas.
Así atesoro yo mis pensamientos cautivos
en la espiral del recuerdo de tu boca.
Fugaz destello e otra vida que quiero sentir
y se me escapa.
Cegada por la luz, al salir de la bodega de mi alma.
Replegada trás el indeciso encuentro que termina en iinútil batalla.
Antes de levantar el puente de la nostalgia
una última mirada refleja la distancia de tus palabras.
Sigue ensayando poemas Rosa, regalándonos letras y emociones. Inmersos en la oscuridad, esa que arropa, es normal que la luz nos ciegue, pero el ojo y el alma enseguida se acostumbran a la luz, y nos permiten disfrutar de los colores…, un abrazo