Lo primero que se debe señalar al entrar en la lectura de El túnel, del argentino Ernesto Sábato, es que nos vamos a enfrentar con una novela de estructura psicológica y policíaca pero no de misterio; porque en las novelas de misterio sólo al final se descubren las claves de la intriga y del suceso mientras que en El túnel de Sábato sabemos, desde el principio (como ocurre con La familia de Pacual Duarte de Camilo José Cela) quién es el criminal y quien es la víctima. Explicada esta diferencia básica entre novela de misterio y novela policíaco-psicológica, entremos en el túnel…
Ernesto Sábato nos sumerge, desde el principio de la novela, en la problemática que la realidad ofrece al protagonista. Una realidad que está acuciando, socialmente, a la Argentina de su época, dado el desorden “exterior” que afecta al desorden “interior” de la idiosincrasia histórica de lo que había sido, hasta entonces, “lo argentino”.
Este desorden “interior” convierte en un paranoico al pintor Juan Pablo Castel que queda tan perdido y derrotado al considerarse, él mismo, víctima de sus propias obsesiones. Esto se descubre al analizar los diálogos con los demás protagonsitas de la novela y con sus propios pensamientos: detenerse, en este sentido, en las observaciones de las escenas de celos con María en la Plaza, los subsiguientes enfrentamientos con la siriventa de su casa y los posteriores insultos a la puta rumana con la que busca consuelo… tras lo cual la ira le guía a la desesperación y después al crimen.
Esta situación le deviene a Castel por su afán de buscar verdades “totales” en el asunto de lo amoroso. Castel intenta, por todos los medios, atrapar de forma dramáticamente totalitaria el sentimiento amoroso de una María Iribarne que se resiste a quedar convertida en una esclava sumisa de las paranoias del pintor. Eso en la vida real produce ira y desequilibrio emocional.
Es lo oscuro del alma del túnel humano que ha dañado, en el caso de Juan Pablo Castel, su equilibrio entre la razón y la pasión, para terminar por convertirse en permanente angustia. El túnel de Sábato, en este sentido, es novela muy de actualidad si tenemos en cuenta la gran cantidad de violencia de género que azota al mundo de nuestros tiempos.
Pasión desbordada de artista racionalista insatisfecho consigo mismo y tendencia obsesiva por poseer el alma de los demás (de ahí su incomunicación total) que le lleva a una obsesión deformante y diferente a lo que maneja la mayoría de la gente normal. Por eso el pintor y artista Castel termina por ser un desequilibrado social y un asesino.
La historia de El tunel es la de un pintor que enloquece debido a la imposibilidad real de comunicarse incluso con la mujer que había llegado a comprenderle a través de la pintura (María Iribarne). El relato está lleno de mensajes de desolación implicita y de pensamiento pesimista explícito. Por eso comienza la obra con Castel en la cárcel recordando su pasado de forma progresiva (como Duarte en Cela) volcándose en esos recuerdos y argumentándolos como causas condicionales, intentando explicar el porqué de su acción criminal. Porque, en el fondo, es un fracasado en sus búsquedas totalitarias. Estas explicaciones que a alguien puede convencer y a otros nos, están llenas de entrecruzamientos de recuerdos para confirmar un entramado literario de asociación de ideas.
El túnel es una novel subjetiva, pero resulta que nos presenta a un sujeto ambiguo, conflictivo hasta con su propia conciencia y su propia realidad; una realidad que termina por dominar a la conciencia, la hace introducirse en la violencia de la ira y termina por convertirse en una furia enajenada hasta matar a la única persona que podría haberle entendido y ser su salvación personal.
Este fracaso por querer obtener el “amor verdadero” se produce porque el “amor verdadero” nunca puede ser absolutista ni totalitario. En la vida real todo amor absolutista y totalitario termina por destruir a la persona amada y atormentar el espíritu de la persona amante. Este es el proceso que vemos a través de las páginas de El túnel de Sábato si nos fijamos en unos diálogos simbólicos propios de una mente paranoica… porque la comunicación total y absoluta tampoco existe.
Lo que le sucede a Castel es que se encuentra ante una encrucijada sin salida a la que le ha guiado su propia obsesión. Y así no encuentra túneles paralelos en las demás persona, sino un solo túnel oscuro y solitario; el que ha ido recorriendo desde su infancia y juventud. En cierto modo, Castel, a pesar de su éxito y gloria como artista (es un renombrado pintor) se ha convertido en un perdedor, un fracasado a la hora de gozar del amor de María (a la que intenta, sin consegurilo, controlarla hasta el límite máximo) y por eso la mata como única respuesta a su paranoia.
La novela tiene bastante sequedad en sus lecturas pero mantiene en alto una gran intensidad que resulta muy dramática dentro del plano de lo ralista y lo psicológico. Hay que objetar a Sábato que a veces realiza descripciones muy extensas que en algunos momentos llegan incluso a aburrir al lector. Yo aconsejo tener paciencia, superar esos momentos de aburrimiento, y leer toda la novela porque es uno de los libros más interesante e importantes del llamado “boom” latinoamericano de los años 70-80. Una novela muy importante siempre que tengamos en cuenta por qué la escribió, para qué lo hizo y que buscó Sábato con sus exposiciones psicodramáticas y analógicas de una realidad circundante que en aquella época agobiaba el ánimo de los argentinos.
las letras de Sábato reflejan la realidad del ser humano desde una perspectiva desgarrada y ambigua, donde finalmente es la esperanza el triunfo del ser…, Sábato deja patente que a pesar de la desdicha presente en nuestro momento social, contamos con poderosas fuerzas comunes a todas las almas, para él amor o arte…
Como Sábato ha dicho en varias ocasiones la vida (a diferencia del arte) se vive en borrador…
Sábato es para mi uno de los grandes sin duda. Su último libro, “la resistencia”, es un regalo más de su arte y su esencia…
Un abrazo
Me atrae ese paralelismo entre Sábato y Cela. Son dos interpretaciones psicológicas muy interesantes y contrapuestas… porque el pintor argentino es hombre muy intelectual y exitoso artista urbano mientras que Pascual Duarte es ignorante y campesino. Sería encantado que escribieses alguna vez sobre ese paralelismo: los túneles paralelos de la literatura mundial que no se juntan en el infinito sino en las mentes de los lectores. !Muy buena la nueva sección!. Besos Diesel y a todos y todas los que estáis en Vorem.-
El túnel… me encanta ese libro.. pero saben lo curioso?
Siempre… pero SIEMPRE, sigo pensando que María es la asesina!… que peor asesino que el que juega con tus sentimientos? qué peor asesina que la que te hace sentir que al fin haz encontrado lo que buscas cuando, en realidad, eres prácticamente un capricho?
Creo que Juan Pablo es la víctima aqui, que María era una mujer despiadada y que no merece perdón… y si… creo que como dice Juan Pablo.
La maté porque era mía.
Y de eso.. ni hablar.
Saludos Diesel =)
Una original manera de “leer” el túnel. Me encanta mucho esa postura de dar la vuelta a lo evidente y convertirla en hipótesis creíble. Si, yopis, quizás sea verdad que al reentrar en el túnel encontremos a una María despótica y cruel. pero de eso… ni hablar… de lo que era suya ni hablar… de que solo era un caprico ni hablar…
Saludos también para ti, Yopis, y para mi Chile añorado…