Entre los matorrales
de la ladera hasta el río,
corren camino abajo,
tus sueños y tus suspiros.
Se pierden aunque los llames,
aunque les grites bien fuerte,
porque no quieren dañar
al pecho que los contiene.
Entre los matorrales
de los recuerdos perdidos,
tuviste mil y un motivos
para venirte conmigo,
pero perdiste tu tiempo
o se escapó en el olvido,
dejándote entre los dedos
los versos que ahora te escribo.
Entre los matorrales
de la entrada de la casa,
se quedaron tus caricias,
tus besos y tus palabras.
Y hoy que llegas a ellos
acercándote a la puerta,
no reconocen tus manos,
ni tu boca, ni tu lengua.
Con mucho acento andalusí has plasmado una escena física-sensorial de maravilla, mi chiquiya gaditana. !Qué arte más bello el de tu pluma!.