Muchos lectores y lectoras de Benito Pérez Galdós, que sólo hayan leído sus “Episodios Nacionales” y/o la novela “Fortunata y Jacinta” pueden estar creyendo que un autor tan serio y de pluma tan grave sea alguien de muy mal carácter o de carácter avinagrado; sin embargo, nada más lejos de la realidad… puesto que Benito Pérez Galdós tiene publicadas también muchas cosas humorísticas; lo cual demuestra que escritores totalmente serios cuando tratan de Reflexiones profundas, de Poesía de cualquier género, de obras para hacer meditar, de novelas históricas o hasta de cuestiones de misterio o aventuras, tengamos siempre buen carácter y hasta nos divirtamos bastante escribiendo cosas de humor.
Lo digo porque acabo de leer dos cuentos de Benito Pérez Galdós que vienen recogidos en un libro titulado “Cuentos fantásticos” de dicho autor. El titulado “La novela en el tranvía” comienza por narrar unas situaciones más o menos cotidianas de la vida madrileña de principios del siglo XX para ir luego, a medida que vamos leyendo el cuento, haciendo que sonríamos poco a poco y hasta que se nos desate, de vez en cuando, alguna carcajada.
“La novela en el tranvía” es una obra maestra de fino humor madrileño en la que va sucediéndose una extraña historia pero contada de tal manera que parece un caso sacado de alguna crónica negra pero, mientras vamos adentrándonos en el misterio, no dejamos de sonreír por las ocurrencias que se le ocurren a Banito Pérez Galdós; todo ello desarrollado solamente dentro de uno de aquellos priemros coches-tranvías que eran parte urbana de aquel tiempo en el Madrid del Barrio de Salamanca.
A medida que vamos leyendo “La novela en el tranvía” nos vamos llevando sorpresa tras sorpresa y al final se produce un fatal desenlace que nos hace reír. Todo el cuento está lleno de anécdotas cotidianas e incluso el autor llega a introducir, en este cuento de humor, hasta la presencia de una boa constrictor. Yo recomiendo leer este cuento a los lectores que se encuentren algo deprimidos o que estén pasando un momento delicado en sus relaciones con otros seres humanos; porque destila un humor que nos hace olvidar qué es lo que está sucediendo en nuestras vidas cotidianas. De la cotidianeidad se suele sacar, muchas veces, temas de humor.
Igual que sucedía con Benito Pérez Galdós (por supuesto que no todos los hombres llamados Benito tienen esa capacidad de distraernos con cosas cotidianas sino que puede haber hasta algún Tío Benito que sea de carácter seco, patibulario y hasta pesado en sus chistes) me ocurre a mí en muchas ocasiones. Por eso, lo mismo que recomiendo que se olviden de los problemas leyendo este corto cuento les recomiendo que no dejen de leer mi Farsa Teatral titulada “El señorito de Vélez” porque quizás a muchos y muchas les haga reír alguna que otra vez aunque, claro está, haya algunos o algunas a la que no les haga gracia… pero peor le pasó a la inglesita que aparece en esta pequeña obra de Benito Pérez Galdós y no se ha acabado el mundo por ello.
El libro, como título genérico, está publicado como “Cuentos fantásticos” en la Editorial Cátedra. Desde la página 71 hasta la 104 podéis gozar un buen rato con “La novela en el tranvía”. Espero que también gocéis cuando salga al público mi “Señorito de Vélez” (una de las muchas cosas que escribo cuando me entra el sano sentido del humor aunque, como ocurría con Benito Pérez Galdós, algo de realidades hay en todo ello).
A continuación paso a transcribir la presentación de “Cuentos fantásticos” según la Edición dirigida por Alan E. Smith: “El adjetivo “fantástico” que forma parte del título de este libro, y circunscribe un “corpus” en la obra de Galdós, tiene una acepción convencional de inverosímil, de algo que rompe las leyes físicas. Inscritos dentro del complejo contexto del realismo del autor, estos doce cuentos fantásticos son expresiones del espíritu que de manera sutil y bella convierten en “extraña” la realidad cotidiana”.
Exactamente igual que sucede con muchas de las cosas de humor que yo suelo escribir… y espero que os guste mucho leer “La novela en el tranvía” por ver si aprende más de uno a reírse hasta de su propia sombra; que falta hace en este mundo actual; y de paso, también leáis, mi obra teatral “El señorito de Vélez”. Que tengáis una buena y provechosa lectura.