Te pasas toda la vida sembrando semillas sin ver apenas florecer año tras años las flores deseadas, los frutos que den alimento a tu espíritu, pero…llega ese día al fin en que, sin tan siquiera esperarlo vas viendo que poco a poco fluye la vida en tu primavera personal.
Frutos inesperados, brotes que surgen donde antes había ramas secas, flores que aromatizan y armonizan tu entorno personal. Todo un bello jardín imperceptible a los ojos de los demás, en cambio a ti se te hace grandioso y hermoso.
La más sencilla y pequeña de las florecillas a ti se te antoja como un boleto de lotería premiado con el gordo aunque a ojos de los demás parezca la devolución de lo jugado.
Este sentimiento que hoy me embarga es algo muy personal, nada esperado pero si muy soñado.
Lo que si es cierto es que los sueños pueden llegar a cumplirse. Seguiré soñando, ahora estoy segura de que los lograré.