Se supone que estamos en una época histórica avanzada y que, por lo tanto, todos los ciudadanos y todas las ciudadanas del mundo tendríamos ya que tener tal grado de desarrollo intelectual que no cayésemos en errores tan graves como formar parte de la alienación mental a la que nos someten los poderes fácticos. Se supone, y es mucho suponer según vemos cómo es la realidad actual, que estando ya metidos de lleno en la segunda década del Siglo XXI después de Jesucristo, todos los ciudadanos y todas las ciudadanas del mundo deberíamos tener unos conocimientos culturales dignos del Siglo XXI después de Jesucristo. Pero observamos la realidad que nos rodea y vemos que muchos y muchas están inmersos en lo más oscuro de la civilización humana. ¿Para eso pisamos los hombres el suelo de la Luna?
Los avances tecnológicos se han desarrollado a unos niveles tan desconocidos por la humanidad entera que ahora nos preguntamos: ¿dónde se quedó la cultura?, ¿cuándo perdimos la educación?, ¿en qué estado se encuentra la toma de conciencia?. A estas alturas de la Historia de la Humanidad tenemos, por desgracia para todos y para todas, que replantearnos el asunto puesto que esto es muy grave, mucho más grave de lo que la inmensa mayoría de los hombres y mujeres de la actualidad mundial se piensan; y eso si es que quedamos alguno que otro que todavía nos da por pensar.
La aventura del vivir no puede ser tal si nos faltan las bases primordiales para poder tener cultura, para poder demostrar educación y para poder sentir que tenemos toma de conciencia: los tres puntales necesarios para decir que hemos evolucionado lo suficiente desde la época de las cavernas. La realidad es que no estamos evolucionando tanto como se podría pensar (si es que se piensa alguna vez) sino que estamos sufriendo una involución de tal magnitud que nos está llevando al precipicio donde la especie humana está siendo dirigida por los factores fácticos a los que no les interesan ni la cultura de los pueblos, ni la educación de los pueblos, ni mucho menos la toma de conciencia de los pueblos. No es suficiente con el esfuerzo de un pequeño grupo de voluntarios y voluntarias que estamos todavía en pie de lucha. Es necesario que los poderes fácticos que nos dirigen desde los tiempos más oscuros de la Historia, se pongan ya a trabajar por el bien común de los pueblos y no para bien de sus intereses más o menos ocultos.
¿Por qué no les interesan la cultura, la educación y la toma de conciencia de los pueblos que gobiernan con mano de hierro? Porque el desarrollo cultural, la educación y la toma de conciencia de todos los súbditos (como dice mi amigo Miguel) no les interesa ya que eso haría que todos despertasemos de este mal sueño, de esta pesadilla en que se está convirtiendo la vida en la Tierra. Cultura, educación y toma de conciencia son tres puntos esenciales para volver a ser lo que en algún tiempo del pasado fuimos.
¿Interesa o no interesa el asunto a los que dirigen la sociedad humana? Eso habrá que preguntárselo a sus conciencias si es que todavía tienen conciencia. Es necesario menos discursos y menos mitines para poder desligarnos de estos ocultos poderes fácticos que mueven los hilos de las marionetas (esa gran muchedumbre mundial de hombres y mujeres alienados y alienadas) y más acción para obtener más cultura, más educación, más toma de conciencia. Dejar que nos perpetúen en la ignorancia supone que vamos a terminar por ser -si es que no lo remediamos a tiempo- gatos de escayola en medio de la selva en que se está convirtiendo la convivencia de los humanos y de las humanas. Dan ganas, viendo cómo está el mundo, de ir sacando ya un boleto para el próximo OVNI que nos visite.