Haces bien…

Si la aventura del vagar por el planeta te guía a las riberas de lo inédito haces bien en vivir las experiencias sin coartarte ante el riesgo de hacerte profundo o de adentrarte en los internos laberintos de lo humano.

Provisto de tu crecida fe en tus viajes haces bien en no temer a la muerte porque estás lleno o llena de vida imperdible, tan misteriosa como cristalina es el agua de la playa donde te bañas o tan irrenunciable como ese aval de tu libre pensamiento.



Haces bien en vivir con valentía tu fe en los descubrimientos de sentires internos y haces bien en experimentar esos inquietantes y bellísimos atardeceres con los que formas y conformas una maravillosa red como la de las arañas, donde tú, autor o autora de tus filamentosas fascinaciones, te sientes capaz de preferir la vida.

Se habla de lo esotérico, del nuevo milenio, de la nueva era. Todo eso es Nada. Lo único que en verdad atrae como diferente es la sensación de seguir sintiendo lo auténtico de ti, las mismas preguntas y respuestas de siempre pero ahora inéditas y convertidas, hoy mismo, en todos tus presentes, como vanguardias del aquí y del ahora.

Los verdaderos iluminados sólo son aquellos que pueden ver la luz en medio de las tinieblas. En este sentido, si eres capaz de sentir todas tus esencias humanas, te aseguras el equilibrio a través de unas pupilas que te hacen ver con claridad el brote de tu naturaleza e, intacto o intacta ante los indiferentes, te adentras en la innata inteligencia que Dios te ha dotado para permitirte, !haces bien!, saborear el sentido de la existencia sabiendo distinguir con tu propio instinto entre lo que es sencillamente bueno y lo que es simplemente malo para ti.

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