IMAGINACIÓN ATRAPADA (XIII)

-No he querido asustarte, Miquel, tu mente está viajando, y el “caballo” se ha desbocado. Has tenido una pesadilla. Pero éste es un sueño más tranquilo. No entendiste quién soy, es razonable. Ya sé que apenas eres un niño, sin embargo tus experiencias en esta vida, te han traído hasta aquí sin poder elegir ni entender. La finalidad es que tu subconsciente, recoja inquietudes, que quizás puedan ser peligrosas pero necesarias para una existencia que desde que empezó se salió fuera de los límites de la realidad. Las consecuencias han cargado en tu espalda un saco de preguntas, cicatrices profundas, depresiones y sensibilidades desconocidas todavía.
Va a ser difícil porque el tiempo no responde, pero sí confunde. Tu vida va a ser un infierno interior, tus entrañas inocentes pronto olerán el derrumbamiento de las almas. No entendiste lo que represento.

-Usted dijo…nos dijo que era el final del sueño y que llevaba en la frente el…
Claro, claro, eso dije, pero faltó algo y ahora te lo voy a explicar aunque no acabes de entender…pero no importa, tu ser más profundo quedará impregnado de la esencia del conocimiento, formará tu carácter.
Carraspeó intentando dar mejor tono a su ronca voz.
-El hombre, desde que nació, no se sabe exactamente cuándo, ni dónde, no cómo, ha estado luchando para sobrevivir. Primero en el mar o en las selvas, o en desiertos áridos, y después en los núcleos urbanos.
La civilización ha traído progresos en muchos campos. Conocemos más el cuerpo humano, pero nadie ha logrado combatir con eficacia el sueño eterno, éste,-y tú lo sabes mejor que nadie-viene en cualquier momento, cuando uno menos se lo espera por ello se le teme. El hombre se agarra de pies y manos a sus existencias terrenas. No quiere renunciar a las cosas que le rodean, así que no está dispuesto a irse, ni preparado para emprender ese costoso y desconocido viaje. Cuando nada existe y muere la carne, sólo el espíritu flota en el espacio, sin peso ligero…
No comprenden que la muerte es otra etapa de la vida, mucho más tangible, sin posesiones materiales, sin equipajes, no existe la riqueza, tampoco la miseria. La pesadilla que has sufrido es similar a lo que sufre aquel que no es capaz de aceptar la muerte. El miedo puede llevar a la locura, el no resignarse a pasar a otro estado natural, también. No se le puede desafiar aunque en muchas ocasiones parezca injusta.
-Entonces…yo estoy muerto?
-No, no, tú ahora estás en otro sueño, la mente como te he dicho antes es igual que un caballo, como un mono que se mueve inquieto, asustado. En un minuto puede estar en mil sitios diferentes, comprenderás que algo tan delicado, debe envolverse en celofán, cuidar de que no caiga al suelo, de lo contrario, se partiría en tantos trozos que sería imposible recomponerlo, ¿Imaginas cuántos sueños acontecen en una noche? Y luego al despertar lo consciente deja velado el sueño o parte de él, y queda un vacío que siempre es blanco.
Cuando llegue el momento vendrás conmigo, y ahora debemos despedirnos.
Despertarás y aunque empapado en sudor, serás el mismo de siempre, nada habrá cambiado, no recordarás apenas casi nada de tu mal sueño y mis palabras serán tu pregunta, la incógnita abastecerá tu interior y tu inquietud por saber, por conocer y descifrar los misterios de la vida.
Al dejar de hablar, enmudeció la tormenta.
Miquel pensaba: el primer día que vio al hombre de la cicatriz en la frente no le resultó desconocido, ahora sabía por qué.
Le conoció de muy pequeño, en los ojos de pánico de sus padres, en su preocupación. En las miradas de las víctimas, reconocía su perfume, cerca del dolor, en los escalofríos de la fiebre, del hambre. En los trenes abarrotados de gritos, despedidas de incertidumbre. ¿Quién caería el próximo? ¿Seguiría respirando mañana? Allí estaba, frente a él, el hombre que helaba las pasiones más ardientes. Aquel comix que tantas veces había visto: Un esqueleto vestido con una capa negra y una guadaña entre sus manos.

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