En las negociaciones salariales, las mujeres reclaman menos salario que los hombres “porque esto es lo que se espera que hagan”. Las ideas estereotipadas de las diferencias entre sexos y la división sexual del trabajo tienen un efecto negativo sobre la capacidad de las mujeres para negociar. De acuerdo a lo que se conoce como “rasgo estereotipado” se predice cómo va a actuar un grupo en una determinada tarea. De tal modo que los miembros de un grupo realizarán peor las tareas que se espera que hagan mal de acuerdo con este estereotipo. Se entiende que los “buenos” y “malos” negociadores están asociados a nociones estereotipadas de las características masculinas y femeninas: “los buenos negociadores, como los hombres, son considerados resueltos, firmes y asertivos. Los malos negociadores, como las mujeres, son considerados condescendientes, emocionales y excesivamente enfocados en las relaciones”. Esto puede ocurrir cuando las mujeres negocian su salario, según el nuevo estudio de la Universidad de Lund, en Suecia.
Una investigadora organizó una serie de negociaciones salariales realistas en las que participaron 100 estudiantes de económicas de esta Universidad. Ni el “negociador salarial”, ni los estudiantes sabían en realidad qué era lo que se estaba probando. Se formaron dos grupos al azar, a la mitad de los participantes se les dijo que se estaba probando su capacidad negociadora (rasgo estereotipado) y a la otra mitad se les dijo que no se podía medir su capacidad negociadora. Las situaciones de negociación eran exactamente las mismas. Entre los que creían que su capacidad no se podía medir, no se observaron diferencias entre sexos. Pero entre las personas a las que se les había dicho que se iba a medir su capacidad, las mujeres demandaron 2.000 coronas suecas al mes menos que los hombres. Las mujeres habían reducido sus expectativas. Cuando se les pedía que indicasen su salario mensual ideal, éste era de aproximadamente 6.000 coronas suecas inferior al referido por los hombres. Por el contrario, no había diferencias entre los sexos a la hora de fijar objetivos y demandas salariales cuando los estudiantes negociaban sin saber si su capacidad negociadora se iba a evaluar.
2 comentarios sobre “¿Influyen los estereotipos?”
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Es un poco complicado de entender con total claridad lo que has escrito pero intento comprender. Quizás las expectativas de las mujeres no dependen de las mujeres mismas puesto que el mundo laboral sigue estando, en la mayoría de las ocasiones, dirigido y dominado (sobre todo dominado) por sesudos -supongo que tienen sesos suficientes como para ser nominados hombres sesudos- de esos que se llaman “negociadores duros”. Posiblemente las mujeres piden menos que los hombres por motivos que van más allá de su naturaleza de mujeres sino que la naturaleza de los hombres sesudos -sigo suponiendo que tienen los sesos suficientes como para ser nominados hombres sesudos- imponen su dominio a la hora de escuchar peticiones igualitarias, equitativas o, al menos, emparejadas a la de los hombres. Hay muchas mujeres (más de las que nos podemos imaginar) que podrían exigir un salario igual que los hombres si se trata del mismo trabajo y en las mismas condiciones… pero la realidad demuestra que en todas las partes del mundo (en algunos países mas y en algunos países menos) todos los Consejos de Administración de las empresas tienen tal mayoría de hombres en los altos cargos que incluso dichas mujeres creen que es un “cargo de conciencia” pedir que ellas también puedan estar representadas con el 50 por cierto de dichos Consejos. Posiblemente cuando se iniciaron las llamadas civilizaciones los hombres entendieron que los civilizados eran solamente ellos mientras que las mujeres estaban todavía por civilizar y esto se fue transmitiendo de civilización a civilización hasta la actualidad y esa es la causa de que los salarios sean mucho más bajos para las mujeres si es que no se tienen que conformar con ser solamente “amas de casa” por obligación impuesta por los sesudos -sigo suponiendo que tienen los suficientes sesos como para ser llamados sesudos aunque lo dudo- que dominan las sociedades mundiales. Si nos introducimos en los grandes organismos mundiales observamos cómo más del 90 por ciento de la cúpula de dichos organismos está formado por hombres sesudos -termino suponiendo que tienen sesos suficientes para ser llamados sesudos- que han estudiado en grandes universidades para terminar siendo, casi siempre, “homos sapiens” mientras a las mujeres las condenan a ser “causas no sapiens” todavía. O es que, al final de todo, las mujeres siempre tienen que conformarse con mucho menos salarios porque les imponen la creencia de que ellas son “el descanso del guerrero”, “la joya de la casa” o, tal vez, “la rosa del jardín” y por eso las convencen de que son los hombres quienes tienen que ser los más adinerados para que el mundo siga siendo mudo… ¿entiendes lo que quiero decir con “el mundo mudo”?. Muchas gracias por tu texto. Es formidable conocer.
Como ya dije el miércoles, 30 de septiembre de 2009, “la equidad es sencillamente la justa igualdad de los derechos humanos a la hora de ganarse la vida”. Si te das cuenta, compañera y amiga de Vorem, escribí derechos humanos y no derechos del hombre como han hecho muchos de esos sesudos machistas (supongo que tienen la cantidad de sesos suficientes como para ser llamados sesudos cosa que sigo dudando) porque me refería, al igual que me sigo refiriendo, a los derechos de los hombres y de las mujeres.