El taxista frenó repentinamente y el auto chirrió sobre el asfalto.
– Usted es Paul… ¿verdad?.
– Me llamo Paul pero no creo que nos conozcamos.
– Pero usted conoce a Bianca…
– ¿Bianca?. Hace por lo menos cinco meses que no sé nada de Bianca.
– !Tengo una necesidad urgente por saber donde se encuentra!.
– ¿Quién es usted y por qué sabe mi nombre?.
– Verá joven… yo soy el padre de Bianca. A usted lo he reconocido por las fotos que ella guarda en su alcoba y porque algunas veces me habló de usted.
– Pero ya le digo que hace mucho tiempo que no sé de ella.
– Quisiera poder hablar con usted un momento. ¿Tiene diez minutos?. Le invito a un café y charlamos. No se preocupe por el coste de la carrera. También le llevo gratis al hotel.
– No sé en qué lo voy a poder ayudar, señor…
– Montale. Mi apellido es Montale. Somos de origen italiano. Por favor…
!ayúdeme a encontrar a mi Bianca!. Hace cinco meses que tampoco yo sé nada de ella.
– Está bien. Paremos un momento y tomemos un café. Así podrá usted contarme qué es lo que ha sucedido con Bianca… si es que sabe lo que le ha sucedido.
– Por eso te necesito Paul. !Ayúdame por favor!.
El taxista aparcó el automóvil y ambos se dirigieron al café Monkey’s…