Paúl observó entre las rendijas del cubo de basura metálico. La sombra de un hombre gigantesco no le dejó lugar a duda. Allí había una persona buscándole entre los materiales de desecho. Llevaba una pistola en la mano y apuntaba hacia los cubos. Se fue acercando lentamente. Paúl seguía manteniendo la respiración. El sudor frío se le hizo ahora caliente mientras la niebla, espesa, era un elemento que le ayudaba en su labor de quedar oculto a los ojos del siniestro personaje que le buscaba para descerrajarle los sesos de un disparo fatal. Pensó en Bianca y cerró ligeramente los ojos mientras el cuchillo le temblaba en la mano diestra…