Ir tan lejos que no poder volver.
Dejarse languidecer bajo el firmamento.
Ser brizna de mimosa al viento.
Una luz de palabras de papel.
Dar un beso a la verde hoja de un laurel.
Atreverse a robar el fuego en cualquier momento.
Andar por la jungla espesa de los sentimientos.
Sólo ser el éter de un sencillo amanecer.
Romper la caja del silencio de un atardecer.
Entrar en los barrios pobres de un pueblo sediento.
Sentarse a meditar sobre la sed del pensamiento.
Y hacerse solamente un sueño del anochecer.