jaime

En esta historia no hay elfos ni hadas ni siquiera duendes. Es una historia sencilla donde lo real se viste de emociones por un niño que crece hasta ser adulto .Dicen que para empezar una historia uno debe empezar desde el principio pero la verdad es que yo del principio poco recuerdo.
Jaime nació un cuatro de diciembre de mil novecientos setenta y ocho en el hospital de la paz de Madrid. Lo único que se de su nacimiento es que nació con el cordón umbilical enrollado al cuello. Poco después se fue a vivir a Vallecas con su madre.

Olvide decir que su madre se separo de su padre en, Alicante, quedándose este con la custodia de su hermana, un año mayor que él.
Pero vallamos hasta donde de verdad empiezan los recuerdos de Jaime, donde la mente aflora con impulsos callados y los recuerdos se transforman en imágenes de nuestra vida. Vayámonos pues a Humanes de Madrid.
No recuerdo si Jaime tendría siete u ocho años, lo que si recuerdo es que vivía con una chacha (cuidadora de niños), que estaba medio loca. Su madre se buscaba la vida por otro lado para pagar a la chacha y mantenerse ella. A todo esto, su madre había tenido otro niño, con otro hombre, del cual, Jaime nunca llego a saber nada. Su hermano, cinco años menor que él, vivía también en Humanes. Vivian los dos juntos con esa horrible chacha mientras su madre seguía buscándose la vida.
Jaime iba a un colegio que estaba prácticamente a la puerta de su casa. Allí conoció a una chica que aun después de veintisiete años recuerda su nombre. Se llamaba Sonia Muñoz Cifuentes y era rubia como el oro con una carita de porcelana que recordaba a las muñecas de por aquel entonces. Creo que fue su primer amor. Iban juntos a la misma clase y tenían varios amigos en común.
La chacha, mientras tanto, se limitaba a dar paliza tras paliza al pobre Jaime. Lo daba con la correa, con la zapatilla, lo ataba a la cama, ect, ect. También su madre cuando venia lo pegaba pues la chacha decía que se había portado mal. Jaime recuerda un día en que su madre le pego tanto con la correa que cuando acabo le dio friegas con alcohol y lo abrazo llorando los dos juntos. Así transcurrió la vida de Jaime y su hermanito, entre castigo y castigo, entre paliza y paliza, hasta que su madre se instalo a vivir en Humanes, en el Parque tebas. Jaime tenía doce años y se fue a vivir con su madre pero su madre seguía trabajando y Jaime estaba mucho tiempo solo en casa. Así que un buen día su madre le estaba dando un masaje en la espalda y le pregunto si no le importaría ir con su hermano aun colegio interno porque no podía cuidar de ellos. Jaime respondió que no le importaba pero no se esperaba que esos próximos años fueran a ser tan duros para el y su madre.
No hay mucho que hablar del internado excepto que el día que se fue estaban en las Ventas, en la plaza de toros de Madrid, donde les aguardaba el autobús para ir a Buitrago de Lozoya, Jaime, su hermano y su madre y antes de subir al autobús un hombre se acerco a su madre y está le dijo a Jaime que se llamaba Timoteo y que le dijese que se quedase en casa con mama para cuidarla. Jaime se lo dijo y acto seguido se montó en el autobús con su hermano.
En cosa de una hora llegaron al colegio Virgen del Mar donde Jaime estaría un año con su hermano, saliendo todos los fines de semana a su casa .Mientras estuvo en el internado Jaime fue conociendo mas a su padrastro, un hombre que siempre se porto bien con él y su hermano y hasta el día de hoy sigue cuidando de su madre, pero al que Jaime nunca llego a querer del todo y tal vez al que echo un poco la culpa de que su madre lo metiera en el internado para estar mas tiempo con el.
Se fueron a vivir a Mostoles y allí Jaime cumplió los trece y los catorce años, edad en la que Jaime se marcho por primera vez de su casa. Fue en el colegio al que Jaime iba en Mostoles. Conoció a un chaval mayor que él, el cual le animo a escaparse. Jaime tembloroso por una parte pero con la emoción de la aventura por otra, así lo hizo.
Duro ocho horas fuera de su casa, el chaval con el que se escapo lo dejo tirado en un barrio próximo, Y Jaime se fue llorando a su casa.
A partir de ahí, Jaime se escaparía como unas treinta veces mas, hasta que cumplió los dieciocho, pasando por reformatorios y casas de acogidas .A los quince años ya había probado el alcohol, los porros y la heroína, a la que se engancharía en serio unos años después .Mientras estuvo en la calle viviendo, es decir, desde los catorce hasta los veintidós, Jaime se busco la vida de diferentes maneras, primero con los amigos del barrio, luego con los gamberros, robando en cajeros, tirones de bolsos, ect, ect.
Jaime era un chaval inteligente. Se había sacado el graduado escolar en el reformatorio en menos de dos meses, leía muchísimo, incluso estando en la calle. Se metía en el Corte Ingles a leer. Se pasaba largas horas leyendo pero fue perdiendo la costumbre al verse enganchado a la heroína y a la cocaína.
A los diecisiete años Jaime conoció a Maria Teresa, una chica de la cual se enamoro y estuvieron juntos bastante tiempo hasta que la madre de está, la obligo a cambiarse de barrio y casarse con un individuo de Alicante. Eso fue lo último que supo Jaime de Maritere, que era como cariñosamente la llamaba.
A los dieciocho años Jaime entro en el servicio militar del cual lo expulsaron a los tres meses. (Jaime se hizo un poco el loco y monto un alboroto para que lo echaran)Así que viéndose otra vez en la calle volvió a recaer en las drogas. Jaime conoció la prostitucion a los quince años así que le era fácil sacar dinero, pero cada vez que se prostituia una parte de el se iba muriendo, asqueado por el contacto de otros hombres.
Hasta los veintidós, Jaime siguió enganchado a la heroína, pasando por centros de desintoxicación, estando vació su corazón y siguiendo con la prostitucion. Lo que Jaime no sabía, era que a partir de los veintidós, su vida iba a dar un cambio radical.
A esa edad conoció a un hombre como los otros que ya había conocido. Podía parecer que era un simple mariquita mas pero este hombre se lo llevo a Valencia a vivir con él.
Al principio, Jaime dependía de este hombre muchísimo teniéndole que hacer a menudo favores sexuales. Pero Jaime encontró pronto un trabajo de albañil y aunque se gastaba el dinero en muy poquitos días, los favores sexuales fueron desapareciendo, empezaron a compartir piso.
La verdad es que Jaime, a pesar de dejar la heroína, nunca dejo del todo la cocaína, Gastándose el sueldo de el mes incluso en una noche, volviendo a ser chantajeado por su compañero de piso con los favores sexuales.
Así estuvo Jaime cinco años, conviviendo con ese hombre y aprendiendo que una persona no solo puede depender de las drogas sino también de las personas, y el se hizo muy dependiente de este hombre. Pensaba que sin el, estaría perdido y se vería de nuevo en la calle. Pronto se daría cuenta de lo equivocado que estaba.
Como dije antes, Jaime estuvo con este hombre cinco años, hasta los veintisiete, y el hombre callo muy enfermo, con cincuenta y cinco años. Los hijos de el hombre echaron a Jaime de su casa, ellos Vivian aparte, y Jaime se vio en la calle y teniendo que ir a trabajar al día siguiente. Se paso como un mes durmiendo en casas de amigos, un día en casa de uno otro día en casa de otro, y hiendo a trabajar. Por fin encontró un piso compartido de un matrimonio ecuatoriano, el cual tenía una hija de tres añitos.
Jaime se paso un año viviendo con ellos hasta que se entero que el hombre con el que había compartido piso anteriormente, murió de sida. Jaime se fue a hacer las pruebas y el también contrajo el VIH. El matrimonio ecuatoriano se entero y echo a Jaime de su casa alegando que tenían miedo por su hijita.
Así que Jaime se volvió a ver solo en la calle, dejo el trabajo, el pueblo donde vivía, sus amigos y su vida y quedo destrozado. Jaime se fue a la asistenta social y le buscaron un centro en el cual duro poco tiempo. Al año volvió a intentarlo y ahora Jaime esta contento, con muchas ganas de vivir, con esperanza, con alegría y sobre todo con amor propio.
Lo que aprendió Jaime de su vida fue:
1) El amor a una madre siempre tiene que ser infinitamente al suyo.
2) Por muchos palos que nos de la vida siempre hay una ventana abierta al cielo.
3) Quien no se acepta como es no puede ser aceptado por los demás.
4) Ama este día como si fuera el último de tu vida.

DEDICADO: A todos los “Jaimes Perdidos”

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