“La calle de los Carmelitas, un tranvía azul, sol, septiembre, primer día después de las vacaciones, algunos volvieron de largas travesías, divisiones acorazadas entran en Polonia, los niños van a la escuela con ropa bonita, blanca y azul marino como las velas y el mar, como la memoria y la inspiración y las vides. Lo árboles se enderezan con respeto ante el poder de la mente joven, que aún no ha conocido el fuego ni el sueño, pero si se lo propone no va a tener dificultades (sin contar las fronteras invisibles)”. (De Adam Zagajewski).
Joven septiembre en el mar,
el agua en un manantial nuevo
como hambre perteneciendo al cuerpo
de la memoria entre sirenas
y caballitos de mar.
Te encontré nadando entra las caracolas
de la parte superior de aquel bello oleaje
de un joven septiembre repitiendo
materias de estudiante suspendido.
!Verás cuando seamos mayores! te dije
y mi barca de los sueños siguió su rumbo
entre sonrisas tímidas y el fuego
de mi interior haciendo escuela
de Poesía en Libertad y sin fronteras.
En aquel joven septiembre de las flores
tardías y saladas como el agua de mar
yo me convertí sólo en poeta
para escribirte un soneto enrojecido
por la fiebre del sueño y la esperanza.