Hacemos la tercera parada para tomarnos una cerveza en este caluroso verano que ya está llegando a cerca de 40 grados centígrados bajo el sol. Pongamos que estamos en el Restaurante griego Delfos de la ciudad de Madrid (ubicado en la Cuesta de Santo Domingo número 14, muy cerca de la parada de autobuses y de metro de Ópera y relativamente cerca de la Plaza Mayor) y después de comer una meysaka (pastel de carne con berenjenas, calabacines y patatas) o un suvlaki (carne de cordero al grill) o si gustáis mejor un sahanaki (de pollo) regado todo ello con vino Agioritiko, nos disponemos a tomarnos una “cañita”… mientras hablamos de la cerveza en la Antigua Grecia imaginándonos que estamos en el verdadero Delfos, en la Fócida, sobre la ladera suroeste del Parnaso griego (con sus oráculos de Apolo incluidos).
Pues bien… ¿qué pasó con la cerveza en la Antigua Grecia?. La cerveza fue conocida por los griegos de la antigüedad gracias al intenso intercambio comercial que tuvieron con los egipcios. La primera cerveza que conocieron los griegos, por lo tanto, era la que recibía el nombre de “zythum” (que en egipcio quiere decir “vino de cebada”) y los griegos la reconocían como la bebida nacional de Egipto.
Pero parece ser que esta primera cerveza de procedencia egipcia, por ser de sabor muy agrio y áspero, no gustó demasiado al exquisito paladar de los aristócratas y altos nobles griegos y pronto pasó a ser conocida como bebida del pueblo llano y pobre de Grecia (era mucho más barata que el vino) y poco consumida en los palacios y las casas de la nobleza.
Ahora bien, es cierto que la cerveza tuvo fama en Grecia Antigua sobre todo como bebida medicinal y así, el célebre médico Hipócrates (el más importante de la Antigüedad) dejó escrito, allá por el año 450 a. JC., que “la cerveza es un calmante suave que apaga la sed y facilita la dicción fortaleciendo, así mismo, el corazón y las encías dentales”. Hipócrates también utilizó la cerveza como diurético (para favorecer la secreción de la orina) y contra la hipertesión arterial, los edemas y la insuficiencia cardiaca e, igualmente, para combatir la fiebre.
Otro médico de la Antigua Grecia llamado Aretos de Capadocia (de la región central de Anatolia que antes había sido núcleo del Imperio Hitita) recomendaba la cerveza tanto para curar la diabetes como para combatir las jaquecas y otros dolores de cabeza.
Los griegos, al ser un pueblo navegante y viajero, difundieron el gusto de beber cerveza por todo el Mediterráneo y comerciaron este producto con Egipto para luego exportarlo a otras regiones. Se sabe que la cerveza (junto con el vino) era muy bebida durante las fiestas en honor del dios Dionisos (el posterior Baco romano) sobre todo en la región de Tracia (que ocupaba el noreste de Grecia y lo que hoy es la Turquía europea así como el actual sur de Bulgaria).
En el año 400 a. JC., el gran hostoriador griego Herodoto señalaba que la cerveza se usaba mucho como antídoto de muchas enfermedades e incluía entre ellas a las picaduras de escorpiones porque “es una bebida medicamentosa que contrarresta o anula el efecto de los tóxicos venenosos”.
Vuelvo a señalar que, en un principio, los aristócratas y la alta nobleza griega bebía muy poca cerveza (preferían beber vino) ya que la consideraban propia de pueblos bárbaros y no de países civilizados. Esto también ocurrió, en un principio, con los nobles y aristócratas de Roma.
Mas el pueblo llano griego consumía bastante cerveza pero, eso sí, ya de cebada malteada, con mucho agua y levadura (para hacerla más líquida que la egipcia y sumeria que eran pastosas como el gazpacho) y además le añadían sustancias aromáticas como romero y tomillo para darle mejor sabor y reducir la cantidad de moho.
Arquíloco, el famoso poeta griego del año 600 a. JC., (el más antiguo y noble cultivador del verso yámbico) decía que los frigios y los tracios obtenían una bebida llamada “bryton” con cebada aromatizada con raíces de conizas ásperas. Eso sí era ya cerveza griega propiamente dicho. Y Platón (el más famoso filósofo de Atenas del siglo IV a. JC. y que era d eorigen aristocrático y discípulo de Sócrates) llamaba “cerealis liquor” a una bebida que se consumía mucho en las fiestas en honor de la diosa Deméter (diosa de las cosechas que en Roma pasó a llamarse Ceres). Se sabe que Platón consumía tanta cerveza como vino. Ambas bebidas le gustaban al autor de “El Banquete”.
También el geógrafo Pithón (250 a. JC) en su libro dedicado a los viajes por Gran Bretaña decía que existía una tribu escocesas (la de los pictos) cuyos miembros bebían una cerveza sacada de brezos que contenían sustancias alucinógenas que los dejaban totalmente drogados. (Esta costumbre sería la que les haría más tarde sucumbir y desaparecer de la Historia diezmados por sus rivales en la Escocia del siglo IV en la Alta Edad Media).
Se sabe que un siglo antes de la llegada de Jesucristo, Diodoro Sículo (el famoso historiador griego nacido en la siciliana Agyrion) escribió que “se hace en Egipto, con cebada, una bebida llamada zythum que por lo agradable de su color y su gusto cede muy poco al vino”. Esto parece indicar que los egipcios habían conseguido ya, a través de los siglos, suavizar el sabor agrio y áspero del zythum (por medio de la miel, el hidromiel y otros jugos de frutas dulces) y eso hizo que los griegos comenzaran a apreciar más el consumo e cerveza que ya se hacía en alta cantidad entre aristócratas y altos nobles y no sólo entre el pueblo llano.
Es por eso por lo que Alejandría, en la época de la civilización helénica (el llamado Helenismo) fue un gran centro cervecero del que habló Estrabón (que había nacido en Amasya en el año 58 a. JC), entre los años 21 y 25, en su célebre “Geografía” sobre el alto consumo de cerveza en el mundo antiguo a comienzos del Imperio Romano.
Cierro este artículo sobre la cerveza en Grecia Antigua con una referencia histórica verdaderamente interesante. Se trata de que el general espartano Lisandro, al frente de las tropas de Esparta conocidas con el nombre de “Los 10.000” había derrotado a los atenienses en la desembocadura de Egospótamos (año 405 a. JC) y después de tomar la ciudad de Atenas al años siguiente, de regreso a Esparta, anduvieron todos tomando grandes cantidades de vino y cerveza por el camino de vuelta a su patria natal.
Terminamos la cervecita en el Delfos y os recomiendo que si queréis probar una buena cerveza griega elijáis la marca Mythos (la mejor rubia griega descontando a las diosas de carne y hueso por supuesto) o la marca Alfa (filial de Heineken y parecida a la Cruzcampo española) o la Vergin Thira macedónica (que nunca empacha y es la que beben los futbolistas del Club Panathinaikos de Atenas) aunque también hay otras varias marcas excelentes de cervezas griegas.
Y si tenéis la suerte de veranear este año en Atenas, la capital griega, no olvidéis tomaros unas cervecitas en alguno de los bares o restaurantes de la plaza Kolonaki o las calles peatonales de Milioni, Járitos o Delfón. Por ejemplo, y os doy unas pistas exactas, en los locales como Pil Pul, Baltasar, Decaepti, Simposio, Ithaki, Dionisos o Asklipi Gonía (sobre todo en este último cuya dueña os habla y os atiende en perfecto castellano).
El verano pasado viajé a Atenas…¡Y no probé su cerveza!.
Tengo que terminar de ubicar el restaurante “Delfos” para hacerle una placentera visita. Curiosamente, andaba buscando un restaurante griego por la zona.
Sabía que a la cerveza se le habían otorgado multitud de beneficios para la salud, pero me llamó mucho la atención la opinión de Hipócrates al considerarla apta para la salud de las encías y demás.
Hombre, con lo buena que está, seguro que mala no debe ser para la salud siempre y cuando, no nos dejemos llevar demasiado por el calorazo…( tarea nada sencilla).
Un abrazo fresco de aire acondicionado.
Sigo tus historias de la cultura de la “caña” cervecera con gran interés. Estoy aprendiendo mucho sobre un tema del que sabía sólo muy poco. !Qué gran facilidad para transmitirme unos saberes llenos de sabores!. !Que viva la cervecita fresca tomada de manera amable y moderada como son tus textos divulgativos y sigue siendo siempre tan generoso y tan así como eres, Diesel!. Un beso.