En la fuente del avellano,
vengo a dejar mis versos
que cabalguen a destajo,
buscando parajes bellos
con los que soñar despierto.
En la fuente del avellano,
se siente hasta el infinito
el trinar de los jilgueros,
el suave aroma a naranjos
que se adentra en los sentidos.
En la fuente del avellano,
verás tu mente volar
entre el murmullo del agua,
cristalina, viva, pura
sin duda te atrapará..
En la fuente de avellano,
aún se pasea el amor
despacito, con dulzor,
en busca de almas perdidas,
que quieran sentir calor.
En la fuente del avellano,
fueron a caer los besos
que hicieron enmudecer,
las bocas de los amantes
que no se podían ver…
En la fuente del avellano,
aún danzan los recuerdos
aún escucharás en la noche,
los versos que se olvidaron,
los que aún no tienen dueño…
Nota:
La Fuente del Avellano, siglo XIX, está muy cerquita de la ciudad de Granada siguiendo el curso del río Darro, en plena naturaleza observando en la ladera de enfrente el barrio del Sacromonte, y a lo lejos, el Albaicín. Junto al río, una estrecha banda de cultivo ocupa los suelos de vega. Don Antonio Molina, convirtió la fuente en universal, con su prodigiosa voz..
A este lugar acudían para sus tertulias escritores e intelectuales de finales del S. XIX y principios del XX, como Ángel Ganivet, Falla e incluso un joven Lorca.