Me introduzco en el Mundo de las Ideas y me quedo allí, anclado, esperando a que surja el Pensamiento desde el fondo de ese lugar con Luz al cual nos es imposible definir. ¿A quién no le ha ocurrido algo así alguna vez en su vida?. Internarse en el amplio Círculo de los Silencios poniendo la mente en blanco hasta que la Gran Idea nos llegue a la Memoria….

Pasan las horas. En el Concierto del Tiempo la Música de los Silencios silabea diásporas de monólogos dispersos que, de pronto, se concentran y nos rodean la Infinita Mente para atajar caminos del Método de lo Imposible. Pero no. No es imposible permanecer por largos momentos sumergidos en el Mundo de los Silencios. Lo difícil es poder hallar aquello que nos llene de alegorías y de consuelos; aquello que nos haga plenamente coherentes con las ganas de vivir.

Si no encuentras, en un primer instante, esa Gran Idea que te haga sentirte enteramente en plenitud, no importa. No abandones. Mañana habrá otra oportunidad para intentarlo. Y ahí radica precisamente (en el discreto intento de presentirla) lo que en realidad nos llena de entusiasmo para poder continuar su búsqueda.

Quizás pasaran años antes de encontrar un porque a tanta búsqueda… pero al final lo encontramos cuando ya hemos experimentado tantos silencios que nos convertimos en palabras de un idioma diferente al que siempre hemos utilizado. Es el síntoma positivo de que la Gran Idea ha llegado a nosotros.

Pero… ¿qué es la Gran Idea?. Bien. No es una singularidad. Sería mejor hablar de que es un conjunto de pluralidades, una conjunción de pequeñas ideas. En fin. Lo importante, como la Vida misma, no es la cantidad sino la calidad. Una calidad de Idea que nos haga sentirnos satisfechos por estar vivos y pertenecer a la dimensión humana.