El móvil de Laura sonó a las nueve de la noche en punto…
– ¿Sí?.
– Hola Laura. Efectivamente, como ya te había avisado, Elena acaba de salir de viaje de negocios por todo el fín de semana. Vuelve a casa el lunes por la tarde… así que… vístete todo lo más guapa que puedas y
vente a casa… que te estoy esperando con las hormonas a tope…
– Carlos… !me da un poco de miedo!.
– No vamos a ser descubiertos por nadie. No te preocupes, Laura, Elena no se va a enterar jamás de nuestras relaciones sexuales…
– Pero es que Elena… me da miedo Elena…
– Te estoy jurando de que no se va a enterar.
– Pero… ¿y esos rumores de que es bruja?.
– ¿Bruja?. !jajajajaja!. ¿pero tú crees en esas creencias infantiles?.
– Carlos. A Algunas personas que no le caían bien a Elena les han sucedido cosas tremendas… hasta muertes y desapariciones extrañas…
– !Escucha Laura!. !Tú y yo sabemos que eso sólo han sido coincidencias!. Hasta la misma Elena sabe que eso de las brujerías no existen.
– Entonces porque se dedica tanto a las cosas de la magia negra… las adivinanzas… los cuentos de terror…
– Laura… una cosa es que a Elena le guste toda esa clase de literatura y otra bien distinta es que ella tenga poderes ocultos y hechizos de brujería… !Vam os!… !No me seas niña ,miedosa!. !Muchísima gente lee esa clase de literatura y son personas normales y corrientes!. Laura no tiene ninguna clase de poder. Llevo 8 años casado con ella y si los tuviese ya me habría dado cuenta…
– Pues yo creo que cuando la gente dice que es bruja por algo será.
– La gente ignorante, Laura… pero tú eres toda una profesional universitaria…
– !Está bien, Carlos!. !Voy a tu domicilio porque tengo deseos enormes de hacer el amor contigo! pero… si noto algo extraño… adiós… me vuelvo a mi casa… ¿vale?…
– !Jajajajaja!…. !Vale, Laura!. Pero ven ya. Ya sabes. Calle de los Peligros, número 13. Piso primero y puerta izquierda.
– !Voy para allá como un tiro!. !Sólo espero que seas un amante sobresaliente!.
– Por supuesto que lo comprobarás esta noche mismo. Soy excelente amando y te voy a llevar de orgasmo en orgasmo hasta el éxtasis final.
Una hora y media más tarde, a las 10,30 exactamente de la noche, Laura bajaba del taxi frente al portal número 13 de la Calle de los Peligros. Pagó el costo del viaje al taxista y fue a pulsar el primero izquierda del telefonillo exterior… cuando se dio cuenta de que el portal estaba semiabierto. Sólo tuvo que empujar levemente, entrar y comenzar a subir los peldaños hasta el primer piso. Una sensación rara, como un cierto olor a azufe y pachulí le impregnaba la pituitaria…
– Ya está este Carlos con sus aromas eróticos -pensó Laura.
Más extraño le pareció ver la puerta del primero izquierda también levemente abierta. Supuso que Carlos habia dejado las puertas abiertas para que ningún vecino o intruso escuchase el sonido del timbre; así que, excitada por los nervios y el pensamiento de lo que podría gozar con su amado Carlos, empujó la puerta y abrió lentamente… el pasillo estaba encendido y también el comedor.
Por el pasillo sintió como un aliento en su nuca y volvió la cara aterrada. Allí había un espejo donde se pudo contemplar con un rostro de preocupación exagerada. Y, muy cerca, la foto de ella. Era la primera vez que le iba a poner los cuernos a la prepotente Elena que miraba desde el cuadro con unos ojos ígneos que parecían dos llamas ardientes. De nuevo un escalofrío recorrió su cuerpo y entró precipitadamente en el comedor. Olía a menta…
– !Carlos!.!Carlos!. !Ya estoy aquí cariño!. ¿Dónde estás?.
No recibió respuesta alguna pero en la cocina estaba todo preparado para una sucuulenta cena con champán. Observó levemente los platos que estaban ya preparados. Eran todos de la lista que Carlos siempre decía que eran estimulantes para hacer un sexo con orgasmos múltiples.
Oyó un ruido proveniente de la habitación dormitorio y un objeto al caer al suelo. Se le erizaron los cabellos y dispuesta a ver qué sucedía con Carlos entró de repente en la habitación que, aunque estaba cerrada, no tenía cerradura ni pestillo alguno echado.
!Allí no había nadie!. Pero era curioso que en el velador de la alcoba había un cenicero en donde estaba apoyado un cigarrillo de los de la marca Camel (los que fumaba Carlos) a medio fumar. Entonces vio como un gato negro saltó de la cama a la ventana abierta y se lanzó al patio interior de la casa. Otro temblor de piel recorrió su cuerpo.
– ¿Carlos?. !Dónde estás!. Deja ya de asustarme que vengo dispuesta a gozar de placer contigo pero no a morir de ataque cardíaco.
Observó la habitación con todos los sentidos al cien por cien. Bonita. Preciosa. Excelente decoración. Lo más hermoso para hacer el amor con un amante de 35 años de edad, casado, sin hijos y con una gran cantidad de millones en el banco…
Fue entonces, pensando en esto, cuando descubrió aquella enorme mancha roja en la pared, junto a la cama. Parecía como si alguien hubiese estampado contra la pared una botella de vino tinto… pero no había vidrio alguno allí sobre la cama ni en el suelo. Se acercó a la mancha roja y la tocó suavemente con los dedos de su mano derecha. Enseguida reconoció lo que era…
!Sangre!. !Sangre humana chorreando en la pared!. Quiso lanzar un grito de terror pero como si una mano apretase su gargante le fue impedido lanzar sonido alguno. Quiso apartar rápidamente la mano de la mancha en la pared y salir disparada hacia su domicilio. Pero…
!No podía!. !No lograba que su mano derecha se despegase de la mancha roja sanguinolenta que seguía escurriendo gotas!. Puso su mano izquierda ante en la pared para hacer más fuerza y desprenderse de aquella extraña sensación de estar imantada a la mancha.
!Seguía sin poder escapar de la pared!.
Despúes vino lo más sorprendente. Como un murmullo de carcajadas provenientes de algún lejano lugar. Pensó que era proveniente de alguna fiesta en la casa de al lado. Se quedó sin respiración para escuchar atentamente. En la casa de al lado no había ninguna fiesta. Era todo silencio. Pero las carcajadas, ahora mucho más potentes, rebotaban en su cerebro.
Luchaba denodadamente para desprenderse de la mancha de sangre pero ocurría todo lo contario. Su cuerpo fue siendo atraído hacia la pared (como si alguien detrás de ella la estuviese empujando hacia la mancha). Pero no había nadie detrás de ella.
Comenzó a sufrir pánico y terror cuando aquella fuerza la empujó con tanta rabia contra la mancha de sangre que comenzó a enloquecer y chillar a pleno pulmón. Sin embargo nadie respondía…
Y así, lentamente, con una fuerza inusitada… Laura… la amante oculta de Carlos… fue tragada por completo por la mancha roja de la pared. Desapareció con completo dentro de la mancha mientras una risa espeluznante sonaba en el vacío piso.
Me encantan los cuentos de terror! y este es fantástico, sin duda eres un gran escritor en todos los géneros.
Muchas gracias Nocturna. A mí también me gusta mucho tu manera de escribir y leo al detalle tus textos. Gracias por el comentario porque anima a seguir adelante…