Mis manos hoy son jóvenes,
bellas, para mi, para otros,
quizás no, pero jóvenes.
Algún día cambiarán,
comenzarán a cerrarse,
mis uñas se engrosarán,
la vejez querrá
asomarse.
Que triste para mi la vejez, o que
bella tal vez la juventud,
esbelta, enérgicas y
sin fronteras.
Pido disculpas a los viejos
que me suceden y aprendo
de ellos a ser más
fuerte.
Sé que presente es hoy,
pero también sé que hoy
no es para siempre
que de a poco
mi vida
se aleja.
El día en que llegue mi muerte,
haré lo posible por tener
el alma joven , mis manos
fuertes y la lengua roja
para mostrársela
de manera
burlona.
Hola. Te dejé un mail, creo que no te avisan si llega uno. Chao