– Vamos a ver, Katy… ¿cuál es tu problema?.
Las lágrimas surgían de los ojos de la bella portorriqueña mientras Paúl guardaba silencio pues a su memoria le llegaba, nuevamente, el recuerdo de Bianca… hasta que Katy dejó de llorar y comenzó a confesarse con él.
– Paúl… yo me quedé huérfana de padre y madre hace 12 años; cuando tenía, exactamente, 12 años de edad.
– Eso quiere decir, si no me equivoco, que tienes 24. ¿Qué te sucedió cuando tenías 12 años de edad y quedaste completamente huérfana?.
Katy bebió un largo trago de su combinado sin alcohol, mentras él le ofreció uno de sus cigarrillos. A Katy le temblaba el pulso cuando cogió el cigarrillo y Paúl tuvo la amabilidad de encendérselo mientras ella agarraba, nerviosamente y con sus dos manos, la diestra de él. Nuevas lágrimas volvieron a surgir de los ojos de la bella portorriqueña. Paúl encendió ahora su cigarrillo guardando profundo respeto ante el dolor de ella.
– Como te estaba contando -siguió Katy una vez que Paúl, con su mano derecha, le limpió las lágrimas de su hermoso rostro- a los 12 años de edad murieron mis padres en un accidente aéreo desde San Juan hasta Miami. El avión cayó al mar y no quedó ningún superviviente. Todos quedaron hundidos en el fondo del mar.
Paúl siguió guardando un prudencial silencio…
– ¿Me estás escuchando?.
Paúl estaba escuchando atentamente aunque sus pensamientos estaban muy lejos de allí. Con su mente despierta estaba visionando la Biblioteca Memphis y, sobre todo, aquel extraño número 12 hecho con piedras por las manos de Manésh en la Gran Sala Azul. Tenía que ganar tiempo… pero no podía dejar a aquella hermosa mujer sola ante su desgracia.
– Te estoy escuchando.
– Cuando me quedé sola en este mundo, con 12 años de edad, me llevaron a casa de mis abuelos paternos. Me crié en un granja de Missouri…
A Paúl se le encendieron las neuronas de su pensamiento. Era la segunda vez que escuchaba la palabra Missouri. Inmediatamente interpretó que aquella belleza de mujer tenía algo que ver con el asunto del multimillonario desfalco bancario. Hilvanaba los hilos de la trama. ¿Qué escondía la portorriqueña en la historia que estaba confesando?. Estaba dispuesto a seguirla escuchando. Por lo pronto, dedujo que ni el padre de Bianca ni la misma Bianca habían intervenido en aquel asunto.
– !Eh, Paúl, que te estoy hablando!.
– Te sigo escuchando, preciosa… sigue…
– En Missouri conseguí encontrar trabajo, a los 16 años de edad, en una entidad bancaria… donde el principal accionista era un viejo de origen egipcio.
Paúl seguía hilvanando hilos. Ahora pensaba en Manésh y su extraño comportamiento en la Biblioteca Memphis. Sin embargo, sólo estaba pensando en cómo salir del Bentwood. Pero continuaba obteniendo datos y siguió escuchando atentamente a Katy.
– Un día se produjo un serio contratiempo. Alguien cometió un fraude multimillonario y dos personas, un padre y su hija también de 16 años como yo, fueron falsamente inculpados y tuvieron que irse para ocultarse de la policía. La verdad es que eran completamente inocentes. Te cuento esto porque quería descargar mi conciencia ante alguien que me ofreciese seguridad. Descargar mi conciencia por no haber hablado antes. Así que decidí irme yo también del Banco y dedicarme a los clubs de alterne como camarera. Por eso, a veces, para olvidar, tomo un poco más de la cuenta. Pero también te digo que no soy alcohólica. Y ahora… ¿en qué puedo yo ayudarte?.
En esos momentos se abrió bruscamente la puerta del Brentwood…