La plaga

La noche se preveía muy calurosa, Maria y su esposo estaban en el balcón intentando que la pequeña brisa que les llegaba les refrescara tan solo unos minutos. Aquello era agobiante,
el calor de varios días que no les daba tregua, los tenía sumidos en una necesidad constante de que las ventanas estuvieran abiertas, para que esa brisa reconfortante los aliviara.

De pronto y sin avisar, entraron en escena unos pequeños personajes; por su apariencia y color se les suponía que no serían muy bien recibidos en el entorno, asombrados y con un poco de inquietud los sentimientos se vieron avasallados por estas criaturas muy conocidas, pero que hacía mucho tiempo, no las tenían de visitantes en su hogar.

Más no eran las que usualmente se paseaban por la ciudad, estas eran de otro país, venían de turistas al calorcito que tanto ansiaban. María de un sobresaltó sintió una, que planeando desde lo alto, aterrizó cerca de sus pies, su esposo sin comprender lo que sucedía en la penumbra del balcón, fue sorprendido por una “cucaracha”.

Antes de que se dieran cuenta , el bichejo se hizo dueño de la casa. Ni María ni su esposo se atrevían a entrar en la habitación. Tampoco se podían quedar allí, por la calle se paseaban una multitud de cucarachas salidas de donde nadie sabe. Entre el asombro y la sensación indescriptible de la presencia de este invasor, ambos comenzaron a planear la manera de deshacerse de ella, pero ninguno se animaba a buscarla. Entonces comenzaron con zapato en mano, a correr cada uno de los muebles hasta encontrarla.
Antes de empezar la batalla, se tomaron la precaución de cerrar bien balcones y ventanas. Aquella batalla iba a ser de las que no olvidarían nunca. Solo de pensar en los 40 grados de calor que había dentro de la casa ya se les venía encima la depresión, que se sumaba al comienzo de un desafío natural del hombre, sobrevivir a la plaga.

Hablando en voz baja, ni ellos entendían porque lo hacían, tal vez, pensando que no los escucharía, con mucha cautela, que no los hacía olvidarse de lo que estaban transpirando, silenciosamente cada uno de sus pasos iban hasta ella y en un rincón la vieron como si fuera la dueña del universo !Arg!…. Hiiiiiiii…! Cariño..mátala tú que a mi me da mucho asco…le dijo María a su esposo… este blandiendo su zapato a la altura de su cabeza y afinando bien la puntería tomó impulso con su brazo derecho dispuesto a machacar al bicho que les miraba como si los que le hubieran allanado la morada hubieran sido ellos, en una milésima de segundo pasó todo…el marido lanzó el zapato, la cucaracha voló por los aires y María salió corriendo de la habitación… la cuca la perseguía a ella que llorando de asco casi se cae por el pasillo, mientras sobre su cabeza la osada criatura nuevamente planea y cae entre sus cabellos, tal el terror de María que su esposo no se animaba a pegarle en la cabeza, tenía que elegir entre su esposa y el insecto. Ella gritaba de terror pidiendo que se la sacara, él con el calzado la hizo aterrizar en el borde de un mueble.

María casi se desmaya al ver de cerca el asqueroso .. El marido por fin al verla sobre el mueble quietecita se dispone a poner fin a aquel infierno y nunca mejor dicho ya que la temperatura iba en aumento en la casa. Todo cerrado cal y canto, los nervios, las carreras detrás de la cuca, la impresión , el miedo ..Todo junto hacía del lugar un verdadero horno, estaban a punto de la deshidratación cuando de pronto…paff!!! el golpe certero terminó con la vida de ese extraño invasor y su audacia lo hizo sentir como un caballero sin armadura hacedor de poner fin a la batalla.
Ahora ambos, con las pocas fuerzas que les quedaban, llegaron a la ventana del balcón, se miraron a los ojos, no podían hablar, pero pensaban lo mismo. ¬- Sofocarnos o nuevamente unirnos para continuar con las que estaban esperando afuera-.

Se aprovisionaron de sendas zapatillas, escobas, palos, mata insectos y todo lo que les sirviera para machacar al enemigo dispuestos a ganar contra aquel insólito ejercito. Luchar, antes de morir fritos de calor.

NOTA:
Este relato lo escribí a medias junto a otra escritora

3 comentarios sobre “La plaga”

  1. Vaya contienda Werse…!! buen ritmo de la historia, ni la sentí al leer. Me sacaste una sonrisa, me recordó a mi novia y sus gritos por un insecto, como las cucarachas, que no sabe las reacciones que causa en la gente. Muy de la vida de todos. Quien no ha tenido que hacerlo!. Un saludote!!

  2. Total, que pasásteis la noche del loro. No quiero ni imaginármelo, me hubiera dado un soponcio, ya sé que son insectos como otros cualquiera pero … lejos, muy lejos de donde pueda siquiera verlas.

    Un beso, Wersemei. Ya me explicarás lo del e-mail de las doce de ayer.

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