Decía el escritor español Azorín que “lo que parece fácil es lo más difícil; lo más trabajado”. En el juego/jugo de la vida el esfuerzo sereno de los poetas es su armonía. Da igual el tema que estemos tocando, la poesía es un arma poderosa en esos instantes.
El poeta vasco-español Celaya escribió un poema titulado “La poesía es un arma cargada de futuro”. Es un buen título para quienes nos gusta escribir poemas de vez en cuando. Lo importante es que Jorge Guillén (poeta vallisoletano) decía: “El mundo está bien hecho”. Quizás sea verdad y nos estemos quejando de gana…
Hay en la poesía siempre una esencia férrea: llega al ánimo de quien la lee y no es un gesto casual sino esa fuerza centrífuga que Guillén llamó “mundo bien hecho”. El mundo interno de cada uno de nosotros y nosotras (los amantes de la poesía) es un mundo construido en base al sentimiento. !Y eso si que es una arma poderosa de verdad!. Si el público lector disfruta con cada poema que escribimos es que este mundo está bien hecho y quizás nos estemos quejando de gana…
!Vamos, adelante, poetas y poetisas!. Seguros. Profundos. Exentos de prejuicios y complejos. Que el mundo posiblemente esté bien hecho y por eso el mexicano Octavio Paz dijo: “La poesía vuelve habitable al mundo”.
James Joyce (irlandés él) llamó epifanías a “esos instantes de encantamiento en que la realidad se vuelve de pronto expresiva”. Y las epifanías, si entendemos su naturaleza, empiezan en “nuestros poemas” como visión de un mundo que está bien hecho…