miraba a un lado y se encontraba con ella, la que se le parecía tanto
una silueta la queria acompañar, se le aparecía de frente, a la izquierda, a la derecha, atrás… ella se asustaba demasiado, no le gustaba que apareciera y despareciera y mucho menos que la acompañara… caminaba y no la dejaba sola, aparecía en el rato menos pensado.
cuando menos lo esperaba, se sentía perseguida… regresaba a ver y ahí estaba siguiéndola, ella asustada seguía su norte y se tranquilizaba porque sabía que no le haría nada, luego de seguir caminando aparecía de frente, luego de lado, luego eran dos, luego tres y así se multiplicaban… ella no entendía porque, porque ella estaba allí y luego eran demasiadas siguiendola, acompañándola…
ella llegó a su casa, perseguida o acompañada??
cerró el portón, prendió la luz y desaparecieron…
nunca entendió quienes eran ni porque se parecían a ella… ni porque la acompañan siempre que cae la noche y la luna ilumina la calle…
Un comentario sobre “La que nunca se irá”
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!Las sombras!. Las eternas compañera de los seres. Las que nos alimentan el cuerpo como extensión de su conciencia. !Qué bien!.