Aún recuerdo las lágrimas viajeras
reclamos del dolor ausente
encendiendo los ojos del camino
y haciendo corazón en las esperas.
Hoy, asomado al alféizar
de esta lluvia de verano seco
aún recuerdo aquella flor
de lágrimas traspuestas en el alma
de la tarde llena de desvarío.
Aún recuerdo el llanto de la luna
asomada al pretil de los oteros
y una rama de árbol envolvente
rozando la fuente de la bruma.
Hoy, asomado al éter de la noche
con estrellas en las pupilas del trasluz
aún recuerdo aquella brillante luz
que fue antorcha en mi pecho ardiente.
Aún recuerdo aquellas lágrimas viajeras
que hicieron verdad en mi camino.
Aún recuerdo… aún recuerdo
el fulgor de sus besos lastimeros.
Y hoy, asomado a la quimera
del tiempo vencido en este agosto,
aún recuerdo las lágrimas del rostro
envueltas en aquella ausencia.
(A la Inocencia Primera)