Hoy llueve en Quito. Lluvia para reunir a todos los escogidos momentos de Dios. Lluvia para llevar a casa los instrumentos de la sensación de hogar: un cálido aroma de frescor para extender las manos hacia las fogatas de leña de madera y allí, en ese lugar llamado familia, pensar en cómo una casa se llena de Amor cuando la lluvia nos hace recordar que somos humanos y hermanos de Cristo. Pienso en ti, Leslie, pensamos en ti… y esta lluvia de familia me hace recordar que te envíe el beso amoroso de un padre que te piensa como el mismo día en que naciste, en medio de la lluvia de Madrid, bajo las luminarias estrellas de un anochecer que en Quito era tarde de Gloria. Gracias a Dios por tenerte como hija…