Aprendí de niño, al estudiar los animales, que los crótalos son un género de ofidios venenosos pertenecientes a la familia de las víboras (los vipéridos) y que se les llama también serpientes de cascabel porque poseen en la extremidad de la cola un engrosamiento formado por cino o seis armazones córneas superpuestas que, cuando la serpiente está irritada o asustada, los agita reproduciendo un característico sonido.
Pero resulta que ahora, debido a unas investigaciones que he tenido que realizar relacionadas con la Historia del Flamenco, he sabido que se llamaban crótalos a las castañuelas más antiguas del folclore andaluz.
Los primeros crótalos-castañuelas eran de madera (a veces también de metal) y ya existían, durante el Imperio romano, en la Betis hispánica (lo que hoy se conoce como Andalucía y en época de los árabes era Al-Andalus). ¿Cómo se sabe que a aquellas castañuelas se las conocía con el nombre de crótalos?. La culpa es de Marcial.
Marcial fue un poeta latino nacido alrededor del año 40 después de la muerte de Jesucristo, en Bílbilis (la actual ciudad aragonesa de Calatayud y de ahí que a los nativos de esta ciudad se les llame bilbilitanos). Este poeta, muy conocido en la Literatura Universal por sus satíricos Epigramas escritos contra las costumbres de la sociedad romana de su época, compuso un poema titulado “Puella gaditanae” que, traducido al español, significa “Muchacha de Cádiz”. Este poema estaba dedicado a Telethusa, una bellísima nativa de la Betis Hispánica que era muy famosa en todo el suroeste de la península ibérica por sus bailes lascivos al son de los crótalos españoles; una variedad de castañuelas con las que cimbreaba su cuerpo al compás de los ancestrales bailes de la ciudad de Cádiz (conocida por los romanos como Gades).
Esta es la primera mención escrita que existe en la historia humana sobre el flamenco y ello indica que ya en aquellos lejanos tiempos (hace 2.000 años), cuando gobernaban el Imperio Romano los Flavios (Flavio Vespasiano y Flavio Tito) que fueron los inmediatos sucesores del cruel Nerón, era conocida esta especial manera de bailar a lo flamenco, al ritmo del sonido de los crótalos, muy propia del carácter congénito de la siempre rítmica Andalucía.
Crótalo deriva de la palabra griega krotalon y es de suponer que cuando los españoles llegaron a América y descubrieron la existencia de la serpiente cascabel le pusieron el nombre de crótalo en memoria de las castañuelas por su sonido, ya que muchos de los primeros españoles que llegaron a América eran de origen andaluz y, particularmente, de la ciudad de Cádiz. De esta manera el crótalo-castañuela de la Betis pasó a ser el crótalo-serpiente de las tierras cálidas de América.