Los Cuatro Trampolines.

Es el día 8 de enero de 1961 y acabo de cumplir los 12 años de edad. Cada uno empieza a ser cada uno y me despego del Emilín con la experiencia de haber cumplido mi etapa en el Lope de Rueda y comenzar con la Academia Altamira sin contar con su ayuda para nada. Cada uno tiene su propio trampolín. Recuerdo que hoy el alemán Helmut Recknagel, en la localidad austriaca de Bischofsofen, se ha convertido en vencedor absoluto de la prueba de esquí de los cuatro trampolines. Como cada uno tiene su propio trampolín ha llegado la hora de buscarse la vida cada uno de nosotros como Dios nos dé a entender. El Emilín comienza a llevar todas las papeletas para terminar por trabajar de botones en Cointra Camping Gas después de andar vendiendo las Biblias de Jesús García Siboni por las calles y si no demos tiempo al tiempo para ver que va a ser verdad (la culpa la tiene él por no hacer caso a los consejos de papá). ¿Y qué son, en el mundo deportivo que empiezo a desarrollar, los cuatro trampolines?

El Torneo de los 4 Trampolines es una competición de salto de esquí que se desarrolla cada año, en diciembre y enero, en cuatro trampolines de Alemania y Austria. La primera edición tuvo lugar en 1953. Hoy, esa competición tiene un gran prestigio en el mundo del salto de esquí, y los mejores especialistas de este deporte se encuentran allá cada año. Los trampolines son los de las ciudades de Oberstdorf, Garmisch-Partenkirchen (las dos en Alemania) y los de las ciudades de Innsbruck y Bischofshofen (las dos en Austria). Soy un asiduo lector del “Marca” y estoy al día en los deportes porque me importa menos que un pimiento (sea morrón o no sea morrón) lo que haga el Emilín con la hermana del Garzón. Ni me gusta ni me deja de gustar. Simplemente me es indiferente del todo; porque sólo me interesan mis propios cuentos y no los que me cuenta él que me parecen totalmente insulsos y faltos de sustancia. Adobo mis historias con vivencias propias y no necesito ningún guía “social”. Bastante tengo con seguir ocupándome de la subsistencia del Boni y del Maxi. Así que ni sus historias con la hermana del Garzón me ponen los dientes afilados ni me producen otra cosa sino modorra y aburrimiento. La mía es la Princesa y nada más que la Princesa. Así que ahora que acabo de cumplir los 12 años de edad empiezo a darle al balón en partidos donde se defiende el honor. Salgo triunfador a pesar de las envidias de José Ángel Merino, Ricardo y todos los “tirapedos” del barrio de Alcalde Sáinz de Baranda de Madrid.

No ha habido tarta ni nada que se parezca a una tarta pero me han regalado 2 ó 3 “pulgas” que, junto con “Pulgarcito” (tebeo muy de moda en este año), me vienen muy bien para ir sazonando mi cultura extraescolar. Y es que en el colegio tengo que soportar la envidia de los “municios” pero mi munición está siendo cada vez más “explosiva” y voy dejando “cadáveres” como “ristras de ajos” mientras mi abuela se parte de risa. No sé qué pensará “El Mochales” pero tampoco me importa. Es por eso por lo que todos empiezan a decir de mí que soy un “pasota”. A lo mejor hasta están diciendo la verdad… pero lo dudo… porque las chavalas más sexys empiezan a desfilar por mis fantasías…

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