Mientras espiaba el cielo, ocurrió…
Pasaron torpemente sobre mí, era el rebaño más vil comprensible. Llevaban cruces, horquillas, imprudencia y mal olor. Eran la vehemente figuración celestial. Jamás observe nada igual. ¿Qué impacientó a la bestia? –Pensé- Acaso, ¿van pidiendo pan?-no lo creo- llevan sed, prisa y mucha demencia.
¿Qué los conmueve?- pregunte. Nadie oyó, nadie me vio, eran bestias ciegas y tan sordas como chillonas. Rabiosas como el perro más voraz.
…hoy queridos amigos, conocí el viejo infierno, al parecer desagradable; pero el diablo es encantador.
“¿no ves?, nadie mata por mi”. –dijo-
“Sos el padre de mi revolución” –respondí-
De ahí en mas, solo sonrió…aun lo escucho.
No dejo de ser encantador más allá de su soberbia.Insisto: debe ser de mis pagos.
Nunca relució sus colmillos suplicando divinidad, en eso fue gentil.No prometió brillantez, ni comerciar las almas, ni vender pecados.Fue de frente:”Yo no soy dios”.
La llovizna del infierno es fatal, tengo frio.Me persiguió por semanas.
Los esfuerzos se valoran, es uno de los caminos al Zirkosimio universal.