Dispuesta a todo por nada, miraba el abismo que bajo aquel puente existía, el vacio del final, el corto camino, la corta bajada de la vida hasta la muerte… sin ninguna subida, sin marcha atrás. Lo miraba sin miedo, recelosa y con una chispa de orgullo en sus ojos. De éstos cayeron unos minusculos cristales más salados que cualquier día, surcaron su rostro, su piel aún de niña; tersa, suave, llena de vida, de una vida corta e inexperta…una vida q bajo sus pies se encontraba arrodillada, suplicando, rogando otra oportunidad que ella no quería dar, que no deseaba tener.
El poco aire que en un mes de agosto, en una calurosa ciudad como Madrid se respiraba, le hacía bailar su corta melena vainilla. Era caliente aun más que el ambiente que allí se podia sentir. El fuego ascendía por su cuerpo, lo que no lograba distinguir era de donde provenía ese calor agobiante ¿sería del asfalto que existía bajo sus pies o simplemente sería el pánico que le jugaba una mala pasada justo antes de su ya tomada decisión? No lo sabía. No le importaba…
Una pequeña gota de sudor bajaba desde su frente, se la quitó con la mano y la miró. ¿Por qué se miraba su pequeño dedo, ahora húmedo? Quizá le daba miedo pensar que sería la última vez que lo hiciera.
Le daban miedo tantas cosas… pero lo único a lo que no temía era a la muerte ¿Por eso se enfrentaba a ella? Qué vida tan llena de preguntas sin repuesta, tan llena de incognitas inexplicables… Pero a la vez tan bonita; le gustaba recordar todos los buenos momentos con sus amigos, con su familia, con su chico… si todos ellos se enteraran de que al final la decisión estaba tomada, su decisión… de nadie más. Todos creían que ella era valiente, fuerte y luchadora, se equivocaban:
– ¡¡¡¡¡¡os equivocais!!!!!!- gritaba el aire sin culpa alguna, lloraba al cielo, gritando- ¡¡¡¡¡os equivocais!!!! No soy lo que vosotros pensabaís… No soy nada de lo que creeís, no soy nadie, nadie, nad…
Estas fueron sus últimas palabras, suspiros y lágrimas. Se precipitó al borde del biaducto, donde tantas muchas vidas habían tomado fin, del cual muchos sufrimientos habían muerto y muchos otros habían nacido y se dejó caer…. Volaba. Volaba…
Ahora si que sentía el aire golpeando su cuerpo, un nudo en el estomago que pronto cesaría, fueron los segundos más largos de su vida…pues toda esta pasó ante sus ojos.
Lo último que sintió fue una fuerte convulsión, como si su cuerpo se quebrara y lo cierto es que lo había hecho.
Pero ¿a quien le importa el porqué de su suicidio?¿quien sabe lo que pensaba su cabeza?¿quien puede adivina la verdad que mora en el alma de una persona?