El Gran Brujo, Jatun Layqa, subido a la plataforma del fantasmagórico altar de piedra adornado por calaveras humanas, se dirige a los 20 Grandes Guerreros nombrados como los más fuertes de la tribu. Llueve torrencialmente.
– ¡¡Vosotros, los más Grandes Guerreros de todos, debéis detener la lluvia!! ¡¡Neutralizad a Illapa!! ¡¡Haced que cesen las lluvias para apoderarnos del corazón de la selva!!
Los 20 Grandes Guerreros, pintados sus rostros y sus cuerpos con dibujos poliédricos y haciendo sonar sus collares con cascabeles, que llevan en las muñecas y en los tobillos, inician una frenética danza lanzando alaridos salvajes y, después, apuntan con sus arcos a la efigie de madera de color caoba de Illapa, el dios de la lluvia, que porta una lanza en su mano derecha y un mazo en la izquierda.
– ¡¡Disparad a Illapa para que cese la lluvia!!
Los 20 Grandes Guerreros disparan a la efigie de Illapa y clavan sus 20 flechas en el corazón de dicha imagen. Un resplandor alumbra, repentinamente, toda la escena.
– ¡¡Neutralizad a Illapa!! ¡¡Neutralizad a Illapa!! ¡¡Tomemos el corazón de la selva!!
La noche oscura ensombrece el dantesco escenario cuando cesa, de repente, la tormenta.
– ¡¡Ha llegado la victoria de Oomba Woomba Shoomba!!
Los chillidos de las mujeres y los niños se unen al griterío infernal de los hombres.
– ¡¡Que el Espíritu del Buitre ocupe el lugar del Espíritu de la Luna!!
Alrededor de las hogueras encendidas, bailan, gritan y se emborrachan los hombres de la tribu.
– ¡¡Que suban al altar de piedra las Siete Qanchis Kuna, las Siete Vírgenes elegidas por el Rey Mayor, Inka Kurax!!
Siete hermosas mujeres, cubiertas con túnicas de color del azafrán, suben al altar.
– ¡¡Despojaros de vuestras túnicas y haced feliz a Oomba Woomba Shoomba!!
Las Siete Qanchis Kuna, despojadas de sus túnicas y vestidas solamente con ropa interior realizada con espesos vegetales, inician la Danza de la Purificación. El Gran Brujo, Jatun Layqa, es un gigantesco hombre de más de dos metros de altura y más de ciento veinte kilos de peso, lleva colgado del cuello un escarabajo de calamita negra y una gran bolsa de color verde; el cuerpo lo tiene pintado con dibujos diabólicos, sus brazos y piernas están llenos de plumas de harpías pegadas a las piernas. Viste solamente con un taparrabos. Sus rostro está lleno de arrugas y cicatrices. Tiene tatuado, en su frente, un buitre leonado.
– ¡¡Ha llegado la hora del Gran Duelo!!
Dos hercúleos guerreros suben a la plataforma del altar de piedra mientras cesa la danza de las Siete Vírgenes del Sol.
– ¡Aquí, delante de las Qanchis Kuna, uno de vosotros dos será El Elegido!
Los dos hercúleos guerreros ingieren grandes cantidades de yopo, bajan del altar de piedra y están ya dispuestos para la lucha mientras lanzan aullidos de guerra el uno contra el otro.
– ¡¡Lucha a muerte!! ¡Aquel que muera será El Elegido por Oomba Woomba Shoomba!
Los dos hercúleos guerreros inician una pelea salvaje. Con las manos desnudas se atacan con una fuerza brutal producida por la ingestión del yopo que les chorrea por sus bocas en forma de líquido viscoso de color verde. El yopo verde les ha convertido en dos animales salvajes en lugar de dos seres humanos. Toda la tribu, en medio de la borrachera general, sigue el terrorífico duelo con un cántico coral alabando a La Muerte.
– ¡¡Seguid luchando, seguid agradando a Oomba Woomba Shoomba!!
Tras media hora de combate dándose golpes mutuamente, uno de los dos feroces hercúleos guerreros consigue agarrar, con sus musculosos brazos, el cuello de su rival y, con un giro en seco, lo mata descoyuntándole su grueso cuello.
– ¡¡Oh, tú, Gran Adivino Huatuc, interpreta ahora los deseos de Oomba Woomba Shoomba, el Gran Dios del Fuego!!
– ¡Yo interpreto que la lucha ha sido justa! ¡Podéis obtener la sangre del Elegido!
Uno de los Siete Brujos Menores, el preferido por Inka Kurax para suceder a Jatun Layqa, comienza a cortar el cuerpo del gran guerrero muerto mientras va recogiendo su sangre hasta llenar, por completo, un cuenco de barro cocido.
– ¡He aquí la sangre que agrada a Oomba Woomba Shoomba!
Inka Kurax vuelve a hablar con su ronca voz.
– ¡Puedes, oh Gran Adivino Huatuc, leer sus entrañas!
Huatuc se levanta, se dirige a la piedra del altar donde está yaciente el cuerpo del guerrero muerto, arranca los pulmones del vencido y los escudriña; después sopla en las tripas del gran guerrero muerto y, por último, comienza a leer sus venas.
– ¡Oomba Woomba Shoomba, Gran Dios del Fuego, dice que hay que unir la sangre del Elegido con la de un niño virgen para poder iniciarse la Fiesta de Chasca Coyllor, La Estrella Enmarañada!
– ¡¡Traed al altar al hijo del Elegido!!
El hercúleo guerrero vencedor del Gran Duelo arrebata al hijo del derrotado y muerto Elegido de los brazos de su madre y, ante el dolor y la impotencia de ésta, lo coloca sobre el altar de piedra.
– ¡Gran Brujo, Jatun Layqa, puedes ya hundir tu puñal en el corazón del niño elegido para sacar su alma y darle nueva vida a la sangre que agrada a Oomba Woomba Shoomba! ¡Incinerad los restos del Elegido para que el humo ahuyente a sus espíritus!
Una vez quemado y reducido a cenizas el cuerpo del Elegido, el Gran Brujo sacrifica al hijo de éste y le saca el corazón.
– ¡Ahora, Jatun Layqa, dale nueva vida a Oomba Woomba Shoomba mezclando la sangre del Elegido con el alma de su hijo!
Jatun Layqa va partiendo en pequeños pedazos el corazón del niño y los agrega a la sangre que contiene el cuenco de barro cocido, después, con un mazo de bronce, tritura toda la mezcla y, usando un colador fabricado con hojas de mandioca perforadas, llena una gran copa de bronce y la deja sobre el altar. De un plato de cerámica, con el dibujo de una anaconda, que está situado a la izquierda del altar de piedra, coge unos varios puñados de polvos de yopo verde que saca de su bolsa del mismo color y se los va introduciendo por las fosas nasales y por la boca. El polvo alucinógeno le hace bailar y cantar con sonidos guturales y totalmente altisonantes, sin melodía ni ritmo alguno.
Sigue escuchándose la voz ronca de Inka Kurax
– ¡¡Que suba al altar la más bella y hermosa de todas, oh tú, Pacha Qhusi!!
– ¡Güeppi, padre mío, yo no quiero ser la poseída por ese asqueroso viejo Jatun Layqa que me repugna solamente con mirarle!
– Yo no puedo evitarlo, Luz Celeste, has sido elegida por Inka Kurax, el Rey Mayor.
– ¡Pero según la Ley de nuestro Pueblo Puka, una mujer no puede ser poseída por nadie sin su consentimiento! ¡¡Me acojo al derecho que me da la Ley de Viracocha para negarme a unirme con Jatun Layqa, Inka Kurax!!
– ¡¡Eres la más bella y hermosa mujer que jamás ha existido en nuestro pueblo y, además, eres diferente a todas las demás, así que por eso no puedes contradecir a los deseos del Gran Brujo, Jatun Layqa!!
– ¡¡La Ley de Viracocha está por encima de los deseos de cualquier brujo!!
– ¡¡En este caso no, Pacha Qushi; el nombre de Luz Celeste se te puso al nacer porque eras distinta a todas las demás!! ¡¡Sólo poseída por Jatun Layqa puede salir nuestro Pueblo Puka de La Amenaza Negra!! ¡¡Lo ha dicho el Gran Adivino Huatuc!!
– ¡¡Yo no creo en el Gran Adivino Huatuc!!
Interviene Huatuc.
– ¡No importa lo que tú creas o dejes de crer! ¡He leído nuestro futuro en tu mirada!
– Eres Luz Celeste, hija mía, porque eres nuestra solución.
– ¿Siendo poseída por un monstruo maligno que no amo?
Huatuc corta, iracundo, el diálogo entre padre e hija.
– ¡¡¡Basta ya!!! ¡¡La Estrella Enmarañada ya luce en el cielo!! ¡Que se inicie la Gran Fiesta de la Purificación!
– ¡¡Subid a Pacha Qushi hasta el altar!!
Dos hercúleos guerreros obedecen la orden de Inka Kurax cogiendo por los brazos a Luz Celeste y, a pesar de la fuerte resistencia de ésta, la obligan, forzosamente, a subir al altar de piedra. No la sueltan en ningún momento.
– ¡¡Quitadle la túnica de su virginidad porque yo, Jatun Layka, soy quien la poseerá por completo!!
La deslumbrante belleza de la asustada Pacha Qushi, ahora sólo con la especie de bikini vegetal de las Vírgenes del Sol, es más arrebatadora que nunca. Un relámpago alumbra la noche.
Inka Kurax da el aviso.
– ¡¡¡Hay que abreviar la ceremonia porque Illapa está despertando!!!
El Gran Brujo, Jatun Layqa, bebe de un solo trago todo el contenido de la copa que contiene la sangre del guerrero vencido mezclada con los residuos del corazón del hijo del guerrero vencido. La sangre le chorrea desde la boca hasta la barbilla. Después introduce los dedos índice y corazón de sus dos manos en un cuenco de arcilla situado a la derecha del altar de piedra lleno de tintura roja, saca los cuatro dedos bien untados, y pinta en el rostro de Luz Celeste dos rayas de color rojo en cada una de sus mejillas. Luego mete solamente el dedo índice de sus dos manos en otro cuenco de arcilla que está situado a la izquierda del altar de piedra lleno de tintura amarilla y deja pintadas en las mejillas de Luz Celeste, y entre el espacio que había entre las dos rayas rojas, una raya amarilla en cada una de las mejillas. El rostro de Luz Celeste está, a la luz de las antorchas encendidas que alumbran el altar de piedra, más bello que nunca.
– ¡Oh, tú, la más bella y hermosa de todas, La Elegida, serás la que guiará a nuestro Pueblo Puka a su salvación final!
Atruenan los tambores y el baile de todos los guerreros se hace ahora más frenético que antes, uniéndose a ellos los hombres, las mujeres y los niños de ambos sexos.
El Gran Brujo, Jatun Layqa, babea un líquido rojo sanguinolento y verde oscuro. Sus ojos están tan dilatados que parece como que están a punto de salirse de sus órbitas ciliares.
– ¡¡Ahora, la más hermosa de todas la bellas vírgenes de nuestro pueblo, beberá el Elixir de la Dotación Genética!!
El Gran Brujo toma la Gran Copa del Elixir de la Dotación Genética, situada en el centro del altar del piedra, al cual añade varios líquidos contenidos en pequeñas copas de cristal formado por la extracción de muy diversas plantas medicinales escogidas y seleccionadas por el Gran Curandero Jampiri, que permanece tumbado en su hamaca.
– ¡¡Oh, tú, Jampiri!! ¿Estás de acuerdo en que ella beba de esta Agua Milagrosa llamada Elixir de la Dotación Genética?
– ¡Para eso he participado en su elaboración, Inka Kurax!
– ¡¡Dale de beber el Elixir del Agua Milagrosa a la más bella y hermosa de todas!!
– ¡¡No tengas miedo, Pacha Qhusi, toma con tus propias manos la Gran Copa que yo te ayudaré a sostenerla!! ¡¡Bebe tú ahora y después beberé yo para que comience a ponerse en marcha el contacto mutuo de nuestras feromonas!! ¡¡¡Haz hermosos los nuevos días!!!
La bellísima y escultural Luz Celeste bebe un trago del Elixir de la Dotación Genética.
¡De repente, todo el cielo estalla en un resplandor de relámpagos y truenos jamás conocido nunca en su historia por el Pueblo Puka y un rayo de luz azul estalla de lleno sobre el hermoso cuerpo de Pacha Qushi, Luz Celeste, derribando al suelo a ésta y al gigantesco y horrible Jatun Layka, el Gran Brujo!
Un griterío ensordecedor de miedo, pánico y pavor, se apodera de todos y todas. Los niños y las niñas huyen hacia el interior de la selva.