Marchan los emigrantes

Marchan los emigrantes
por el desierto sufriente
y siente
Jesucristo en las alturas
el dolor de las amarguras
de aquel grupo indigente.
La gente
mira para otro lado
y el viento helado
se resiente…
!tormenta para la mente
del duro potentado!.

Marchan los emigrantes
en este mundo callado
mientras el poeta ha hablado
con su verbo resonante.
Y la gente
sigue siempre hablando:
!que vienen los emigrantes
a quitarnos el bocado!.
Jesucristo va delante
de aquel grupo caminando.
Caminante…
tu meta estás alcanzando
mientras la gente parlante
de pronto se está callando
dejando
al Camino que no miente
de la Verdad suficiente…
!Gente!. !Jesucristo está orando
por vuestra alma que miente!.

En el monte consagrado
de aquella sangre caliente
la Verdad ha contestado.
!Gente!. !Gente silente!.
!Vuestro corazón se ha helado!.

Marchan los emigrantes
de un lado a otro lado
mientras la gente miente
y el avaro potentado
guarda sus míseros duros
en su bolso del pecado.

Y desde el monte sangrante
Jesucristo ha contestado:
!Venid a mí emigrantes
que os dejo estar a mi lado!.

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