Ella era mariposa
alguna noche oscura
jugaba entre rosas
vestida de hermosura
como una buena diosa
su religión muy dura
conjuraba en las cosas
su escondida ternura
lanzaba presurosa
su honda divinura
rompiendo la tramposa
soberana cordura
y en sed maravillosa
bebía mi estatura
sonriéndome jocosa
en todas mis locuras
Que poesía más simpática Fabio…
abrazos
Digo lo mismo que Marian. Buen día, amigo Fabio. Te cuento, como anécdota literaria, que de niño me enseñaron lo de “¡Estos campos, Fabio, ay dolor que ves ahora” y lo que sigue. Un abrazo sincero.