Calle y portal, barrios de ciénagas, soledades prenden de árboles muertos, se expanden por la avenida tragaluces, en las alcantarillas, el tiempo baja los peldaños de la escalera, anestesiada de presencia…tumba futura del pasado, adoquines y oscuridad, suburbio frío, habitación gélida. Los cómicos ya no son nómadas y las carretas ya no van por los caminos, las ferias apagan luces ¡Cuán sola la vida, qué desolado el paisaje! …Nace la edad de morir, despierto en el sueño, sentado en el abismo, tengo mis fríos…y suficientes noches…
El equipaje en el bolsillo del viento…zapatos agujereados y trasnochados dan pasos agonizantes… ¿Donde estarán las palabras que usé ayer? ¿En qué memoria fracasé…?
El mendigo recoge su carrito, galletas de coco, cartones y mantas deshilachadas y busca la siguiente esquina, para su eterna lectura de poesía existencial…
-Diciembre 2010-
Un comentario sobre “Masticando sueños de asfalto”
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Lo que sucede, amigo Kim, es que la poesía de los mendigos no es precisamente existencial sino existente que es mucho más patético.