!Menos mal que la Rosa “de los cuatro vientos” (entiéndase Madrid) no se fijó en mí!. Porque, en realidad, es que no me gustaba nada y me evitó el disgusto de tener que decirle no. La Rosa “de los cuatro vientos” no era la verdadera Rosa De Los Vientos que yo soñaba y que no se llama Rosa por cierto pero ya estaba muy cerca de mi. !Menos mal, repito, que no se fijó en mí para no tener que pasar la desagradable experiencia de tener que decirle que no que no y que no!. Falsedades en la Avenida de las Entrevías (entiéndase Madrid) mientras yo, con mi Chester al lado (y no era un cigarrillo sino un setter irlandés) pasaba el tiempo caminando por las entrevías cercanas al Puente de Segovia (que no está en Segovia y entiéndase Madrid) y que hasta una herida dolorosa en mi mano izquierda, que con el tiempo se curó, da fe de que era cierto.
No. No era aquel Nuevo Enfoque de José Luis I(otro José Luis distinto a mi verdadero amigo) el nuevo enfoque que estaba tomando mi vida. ¿Añoranza?. ¿Que si añoro aquello?. ¿Para qué?. A la hora de las risas se apuntaban todos pero a la hora de las misas (y no soy ningún religioso) no quedaba casi nadie. !No añoro para nada ni a la Rosa, ni a José Luis I, ni a Antonio, ni a Carmen!. Solo un poco a José Luis II (que era bastante noble por cierto y sincero a la hora de contar sus penas) y, sobre todo, a la inofensiva, simpática e inocente Ángela, que era la víctima propiciatoria de José Luis I El Grande (eso decía él por lo menos pero a mí me parecía bastante pequeño todavía). Los que me quedan como buenos recuerdos son José Luis II y, sobre todo, Ángela a la que, por fin, le ha llegado ya la hora de su liberación, de su verdadera liberación de todas aquellas memtiras, traiciones e iniquidades “amorosas”. !Menos mal que la Rosa “de los cuatro vientos” (entiéndase Madrid) no se fijó en mí!. ¿Qué pena?. Pero ¿qué estaba diciendo de pena si mis pensamientos estaban puestos en otra desde mis 7 años de edad?. Y, a todo esto, los “amores” de José Luis I eran sólo pantalla nada más. !Vaya jueguecitos que se traía con la cuñadita por debajo de la manta mientras todo era silencio en aquella tarde de sopor y engaño que era tan innoble acción que me tuve que retirar a la biblioteca a leer algún que otro libro por no gritar demasiado alto!. !Brindo por la humilde, sincera, simpática, agradable e inocente Ángela porque por fin está liberada de aquella especie de Violencia de Género y ahora, por ejemplo, puede comer todos los “chilis” que le apetezca sin tener que soportar las admoniciones y las reprimendas del falso amante!. Menos mal que la Rosa de los “cuatro vientos” (entiéndase Madrid) no se fijó en mí porque me evitó el digusto y el mal trago de tener que haberle dicho que no… que no… y que mo… que la que de verdad yo soñaba estaba ya muy cerca… muy cerca… muy cerca… !tan cerca que llegó a conocerlos muy bien a todos ellos para hacer la justicia necesaria!.