Y el hombre escuchó a la luna de cantares blancos como su piel y de brillos fugaces bailando en alta mar.
Y la luna que sabe ver viéndole parado le hizo mover con aletas de pez nadando como la luz.
El hombre la buscó bajo cielo de estrellas y dejando su esfuerzo en ello miró hacia arriba y dijo: a ti mujer.
Y la luna en canto mayor, riendo mientras veía, le tapó con una ola llevándole hasta la tierra.
Y allí despertó en ruinas de su fracaso y buscando en aguas de sal el hombre regresó.
La mujer ya era débil, el día la alejó y el sol por su traición se llevó su dulce frío.
Y al no saber de amor esperó a la nueva noche y pidiendo una mejor voz habló con las estrellas.
Y así un día llegó desde la tierra hasta el cielo volando entre gaviotas mensajeras de su amor.
Cuento de poesóa mitológica que entretiene a la vez que nos conjura a la meditación sobre el amor nocturno en las luces blancas del alba. Me quedé observando las líneas de tu cuento y las gaviotas me hicieron despertar… Un beso, NASIA.