Abarcan tus brazos la almohada,
mis ojos te miran mientras duermes,
tus manos serenas, casi inertes,
evocan tus caricias en mi mente.
Me embriaga tu aroma de tormento,
respiro para adentro y me contengo,
retiro de mi alma los impulsos
de verte nuevamente con deseo.
Te observo ensimismada y relajada,
intento meterme entre tus sueños,
difícil situación la que pretendo,
quisiera perderme en el intento.
Desando el camino hasta el salón,
aparco los recuerdos de caricias,
cansado me siento en el sofá
e intento llenarme de tus sueños.
Tu imagen retenida en mi retina,
me lleva al pasado que tuvimos,
feliz de haber sido algo tuyo…
mientras duermes, yo sueño…
En el sueño que has detallado en el poema yo vislumbro una belleza etérea e insustituible. Sigues adornando a tus poemas con una grna dosis de reflexiones implícitas que me llevan a pensar en todo ello como una forma lírica de expresiones abiertas. Muy bueno, Nocturna. Sigue así, con tu estilo propio, porque tienes singularidad en tus imaginaciones poéticas.